En la Universidad Católica Silva Henríquez, el músico argentino Flavio Cianciarulo, más conocido como Sr. Flavio, bajista histórico de la banda Los Fabulosos Cadillacs, presentó su libro Los textos silver tape (Editorial Piloto de Tormenta). Fue un encuentro con el público estudiantil con la moderación del periodista de radio Sonar, Francisco Reinoso.
Compuesto por 35 capítulos, el libro entrega una suerte de bitácora en la que el músico narra aspectos de su trayectoria y cotidianidad, utilizando códigos que han sido parte de su vida: el surf, la música, el skateboard, el veganismo, las películas B, los libros. Sr. Flavio no solo dispone de su bajo como símbolo o arma de expresión, también está su pluma, una de las más interesantes del cono sur: escribe y toca el bajo con la misma pasión y entrega.
Antes de regresar a Chile para su show en Santiago junto a Los Fabulosos Cadillacs, compartió sus impresiones sobre el íntimo proceso de escritura (este es su séptimo libro, tras Surfer calavera, La máquina de matar pájaros, Música siniestra para estas navidades, El león del ritmo. De gira con LFC), su relación con el ego y sus días como solista de proyectos más personales. “Soy un artista trasho, escritor, antipoeta, new wave, rocker, pop, hispano hablante”, se autodefine Señor Flavio, desnudando su naturaleza hiperactiva y pasional.
¿Podrías contarnos cómo fue el proceso de escritura esta vez?
-Escribir en primera persona es desafiante, es curioso, muchas veces uno inventa un personaje de ficción que hace cosas que tal vez uno no haría, puedo diseñar a un personaje que es lo que yo no soy y viceversa, uno inventa un personaje que hace las cosas que yo no hago (aunque sí están en mi imaginación), en este caso del libro es en primera persona llana y directa, y no es ficción, son opiniones y comentarios acerca de la vida misma. Me cuesta responder acerca del tiempo que le dediqué, porque mi vida responde a un armónico desorden natural, había días que pasaba escribiendo, luego pasaba una semana y no escribía nada, sólo fluye. Jodorowsky nunca tuvo agenda, yo soy un poco así también.
La crítica ha dicho que Los textos silver tape “cruza la autobiografía con el manifiesto”, ¿estás de acuerdo con esa afirmación y por qué?
Me parece bastante acertado, en un principio me negaba a que fuera una autobiografía y nunca quise hacer una, o tal vez me engañé y nunca me propuse hablar de mí mismo, sí hablaba a través de situaciones que me han tocado en la vida, comentarios, opiniones. Estoy de acuerdo con esa definición, en un principio la persona que curó mi libro y que felizmente estará conmigo en Chile, que es Daniel Flores, director de la Rolling Stone Argentina, amigo intelectual y músico, me sugirió un segundo título que llevaba la palabra “ensayos”, yo ahí me negué por una cuestión de falta de academicismo de mi parte, me pareció soberbio, aunque el libro es un ensayo sobre ensayos, pero como carezco de cultura académica, me queda grande la palabra.
¿De qué manera manejas el tema del ego desde la vereda del solista?
-El ego en el solista no se maneja, yo siempre dije que en las bandas con solista se hace lo que el solista dice y eso tiene ventajas aparentes y también desventajas. Si lo comparamos con una banda, el consenso y el descenso son la magia, ¿no? Muchas veces el disenso termina destruyendo una banda y otras veces no y es ahí cuando surge la magia. Yo soy más de banda, me hice solista ya de grande y con mis hijos, es una situación medio particular, no me hubiera gustado ser solista antes, no tengo nada en contra de los solistas, pero eso de contratar músicos que nunca terminan siendo parte del proyecto o sí pero no… soy mucho más pro-bandas, me gusta mucho más la locura del consenso y disenso de la banda, aunque también hay gente que nace solista y está todo bien.
En una parte de libro señalas que el hecho de experimentar el éxito y el fracaso humanizan, pero no todos los artistas se lo toman de la misma manera, ¿cómo experimentas tú ambas experiencias?
-Primero habría que ver qué se entiende por fracaso; un ejemplo: yo toco en estadios grandes con LFC, tengo la chance de hacerlo como ahora que voy a Chile, y cuando toco solista lo hago en pequeños lugares underground, salas pequeñas que según yo tienen mucha onda, siempre están a la vanguardia, muchas libertades juntas dando vuelta y se crea una magia que a mí me gusta y me hace muy bien; otro lo podría ver como un fracaso, alguien que piense que si un artista no está en el mismo nivel al que ha llegado en su punto máximo y está en otro nivel, por ahí lo ve como fracaso. Para mí no lo es, tocar en un estadio y en un lugar muy pequeño, cambiándome la camiseta con la gente sin siquiera ir a camarín, yo siento que eso me humaniza, eso para mí no es fracaso, más bien es un éxito de la vida.
Más bien, tendría que ver con encontrar tu senda en la vida
-Se dice por ahí que en los deportes, algunas veces se gana y otras se aprende. Podríamos relacionar esto a la música. El fracaso es parte de la vida, no te puede ir muy bien todo el tiempo, es como una locura ingobernable e insostenible, y si no te va bien en cierta área, en otra si, o estás haciendo algo que no corresponde y después encontrás el camino, uno donde muchas veces estás en la senda y otras te extraviás, pero mientras tanto estás en movimiento, buscando volver al camino en el que estabas o encontrar otro, me parece que la reflexión va por ahí, el fracaso es importante porque humaniza, la fama todo el tiempo en todo momento puede generar una locura peligrosa.
Sotana es la banda de tu hijo Jay, donde además participas. ¿Podrías contarnos más acerca de este proyecto y cómo vives la paternidad desde esta dimensión musical?
-Sotana es otro de los proyectos musicales familiares, liderado en el sentido artístico por el cerebro de Jay, él creo los temas y mi hijo Astor y yo nos sumamos; curiosamente siendo una música tan poco “amigable”, es el proyecto más original, es música muy poco complaciente, pero sin lugar a duda es la apuesta más artística de la familia. Hoy no estamos tocando, pero Sotana dejó un legado, y quien dice que en algún momento no retomemos.