Por Gonzalo Figueroa Cea
En la fase de grupos de la Copa Libertadores ganar los tres partidos de local para cada equipo es sólo el cimiento. Obtener esos triunfos y sacar al menos un par de empates de visita debiesen asegurarle a una escuadra la clasificación a la segunda fase salvo que el pleito restante sea una derrota humillante y un par de rivales tuviesen mejor diferencia de goles o puntos. Conforme a esa proyección global, no todo está perdido para Colo Colo. Sin embargo, el referido cimiento inicial ya tuvo un traspié con la derrota ante el Atlético Nacional por un gol a cero en el estadio Monumental de Santiago.
Se dijo mucho en las semanas previas al mencionado duelo del martes 27 que el enfrentamiento iba a ser una especie de termómetro para el club popular dada la reconocida jerarquía de su adversario. Desde el punto de vista que se le mire el examen no fue satisfactorio y no lo fue, en general, para el fútbol chileno. Este año 2018 podría ser recordado entre los más pobres del fútbol chileno en el plano internacional: lo que puede cambiar esta opaca perspectiva sería que Unión Española, Everton, Audax Italiano y Temuco logren clasificar a la siguiente fase de la Copa Sudamericana; y, en la Libertadores, el cacique remonte en su grupo y Universidad de Chile sobresalga en su respectiva serie.
Volviendo a lo del martes, a pesar del dominio sobre todo en el primer tiempo, los albos nunca pudieron superar el frontón del elenco colombiano. Intentos de Rivero (cabezazo), Valdés (remate de distancia) y Baeza (la mejor ocasión: un potente disparo que pudo significar el empate en la agonía del partido) fueron lo más distinguible de un escaso repertorio de ocasiones. Aunque Valdivia estuvo ganoso, careció de compañía en ataque, pese a que Opazo se perfiló entre los visitantes regulares en el campo antagonista. Otras dos figuras de alto vuelo de los locales y determinantes en tantas ocasiones: Paredes y Valdés, tampoco fueron capaces de doblegar la ordenada oposición de los visitantes. El primero recibió pocas pelotas con ventaja y, el segundo, no estuvo a la altura de la confrontación entre estos colosos del plano continental.
En síntesis, fueron insuficientes los centros, los remates de distancia y las llegadas por la banda derecha ante la disciplinada defensa del equipo de Jorge Almirón, que fue más práctico y, a los 22 minutos del segundo tiempo, aprovechó un error en la zaga colocolina para que Vladimir Hernández, tras eludir al arquero Orión, estableciera la mínima diferencia con un golazo. No fue necesario que Macnelly Torres (ex albo) se distinguiera algo más dentro de un team que funcionó casi sin fisuras.
El próximo duelo de Colo Colo será ante Bolívar en la Paz el miércoles 14 del presente mes (el otro equipo del grupo 2 es Delfín de Ecuador). Un día antes, el martes 13, en Río de Janeiro, Vasco Da Gama recibirá a la “U”. Estas escuadras pertenecen al grupo 5, donde Racing de Avellaneda ya lidera la tabla tras ganar de local a Cruzeiro 4 x 2. Aunque suene de perogrullo, los equipos chilenos deberán jugar a un ritmo superior, con esquema definido y oncenas titulares ante adversarios que en teoría, al menos en el caso del argentino, el colombiano y uno de los brasileños (Cruzeiro), son superiores.
El tema no deja de ser menos preocupante si se considera que, en la competencia local, los dos más populares equipos de clubes de nuestro país han establecido evidentes diferencias con el resto de los equipos, pero en el ámbito internacional cuesta que pasen a octavos de final de la Copa Libertadores. Por añadidura, aunque la selección no clasificó al Mundial de Rusia, su “fantasma” pesa a nivel de clubes: no sólo por logros y ritmo superior, sino que por estilo de juego definido.
Al menos hay dos hitos de nuestro balompié que se agradecen: un campeonato nacional largo y la presencia de un nuevo entrenador para la “roja”, con un perfil cercano a la mayoría de sus más recientes antecesores.
Periodista
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