Un héroe chileno en la independencia de Cuba

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En el relato aparecen los nombres de Benjamín Vicuña Mackenna, pero también deslumbra la admiración que el autor siente por las hazañas combativas y la decisión de los jóvenes chilenos que a finales del siglo XIX abandonaron “el confort del hogar, la familia y la patria, marcharon a los campos de Cuba a pelear por su independencia.”. Resaltan entre ellos, el único General de Brigada chileno del Ejército Libertador cubano Pedro Vargas Sotomayor, el Teniente Coronel Arturo Lara y Dinamarca, de los Comandantes Ricardo Elizari López y Manuel R. Marcoleta, de los capitanes Carlos Dublé Alquízar, Federico Galber y Carlos Bounocore, el teniente Juan Adolfo Brunet, Alférez J. Luis Ahumada, soldado José Betancourt Sánchez y Francisco Peneque Sánchez.
 
Por José Miguel Carrera

La Casa Editorial Verde Olivo (*) de La Habana, publicó en Cuba el año 2007 el libro Chile en la Independencia de Cuba, su autor, René González Barrios es investigador, historiador y escritor cubano, y Presidente del Instituto de Historia de Cuba. El texto, de 255 páginas, fue editado y corregido por María Luisa García Moreno.
Luego de la lectura es indesmentible que el papel de Chile en la Independencia de Cuba es un aporte a las relaciones de nuestros pueblos y una demostración real de la estrecha vinculación histórica entre ambos. Estudiando el trabajo investigativo que realiza el autor y la importancia de las fuentes que rescata, es atingente destacar además su estilo literario, donde hace realidad una cita descubierta en la elaboración de esta opinión: “no hay ninguna ciencia que tenga las puertas tan abiertas al gran público como las tiene la historia”, perteneciente al historiador colombiano Luis Fernando Sánchez Jaramillo, e inserta en “La Historia como Ciencia”, de la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, y también algo que puede ser llamativo para el lector, quizás baladí para algunos, es que los historiadores, para ser asertivos, se inspiran en una musa griega llamada Clío, la diosa de la historia, representada en la mitología griega por la imagen de una mujer coronada con un laurel y con un rollo de papiro en su mano izquierda. Pero volvamos mejor a Chile en la Independencia de Cuba.
La obra está dedicado a la memoria del general de brigada chileno del Ejército Libertador cubano, Pedro Vargas Sotomayor, considerado un héroe en ese hermano país y lamentablemente poco conocido en nuestro país.
En el prólogo realizado por el ex embajador de Cuba en Chile, Giraldo Mazola Collazo, se destaca que: “A pesar de la mutua solidaridad existente entre nuestros dos países, no muchos conocen las dos caras de ese sentimiento…” (14). Indica además, que “La investigación realizada por el autor constituye un aporte histórico…” y “… un homenaje a esos enardecidos jóvenes que ya en el siglo XIX se convirtieron en soldados internacionalistas siguiendo el legado de Bolívar, San Martín, O’Higgins y Sucre, ejemplo que tuvieron presente otros muchos chilenos que en época más reciente combatieron y murieron en tierras bolivianas, junto a los sandinistas contra el oprobioso régimen de Somoza o integrando las guerrillas salvadoreñas que enfrentaban a otro régimen asesino y lacayo de Estados Unidos.” (15)
René González nos introduce en el texto anunciando que son muchas las razones que unen a los pueblos de Cuba y Chile, y para él, una muy destacada es la solidaridad de los chilenos con la mayor de las Antillas durante los últimos treinta años del siglo XIX, Cuba y Puerto Rico seguían bajo el dominio del colonialismo hispano. Corresponde responderle, también para nosotros fue impresionante la solidaridad de la Revolución cubana con el Chile del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, con los perseguidos de la dictadura militar que lo derrocó y los luchadores que la enfrentaron en los años posteriores. Vale la pregunta entonces ¿estarán esas dos actitudes solidarias relacionadas? Lo que podría confirmar el valor trascendente de los lazos históricos entre nuestros dos pueblos.
En el relato aparecen los nombres de Benjamín Vicuña Mackenna, pero también deslumbra la admiración que el autor siente por las hazañas combativas y la decisión de los jóvenes chilenos que a finales del siglo XIX abandonaron “el confort del hogar, la familia y la patria, marcharon a los campos de Cuba a pelear por su independencia.”, resaltan entre ellos, el único General de Brigada chileno del Ejército Libertador cubano Pedro Vargas Sotomayor, el Teniente Coronel Arturo Lara y Dinamarca, de los Comandantes Ricardo Elizari López y Manuel R. Marcoleta, de los capitanes Carlos Dublé Alquízar, Federico Galber y Carlos Bounocore, el teniente Juan Adolfo Brunet, Alférez J. Luis Ahumada, soldado José Betancourt Sánchez y Francisco Peneque Sánchez.
Para el lector, interesado en aprender de la historia chilena y latinoamericana que el autor nos enseña, en verdad, son muchas vetas o caminos a seguir, nosotros nos decidimos en esta ocasión seguir tres trazados, Benjamín Vicuña Mackenna, Pedro Vargas Sotomayor y Carlos Dublé Alquízar, en el orden que son presentados.
Entrando en materia, llama la atención el detallado currículo que incluye de Benjamín Vicuña Mackenn (1831-1886), nternacionalista y solidario chileno“…que desde el año 1865 estimuló las expediciones bélicas hacia Cuba y Puerto Rico, y quien fue inspiración especial para los cubanos.” (18)
La misión confidencial asignada a él por el presidente chileno de la época, José Joaquín Pérez, consistió en buscar apoyo político para la causa chileno-peruana, enfrentada a España, mediante la creación de conflictos en sus colonias caribeñas, entre ellas Cuba, para lograr su independencia, Mackenna de 34 años en esa época, era enamorado de la causa cubana, y lo proclamaba de esta forma: “La completa realización de nuestro ideal es una gran nacionalidad americana, puesto que aspiramos a que se forme de todas las repúblicas una gran confederación y de todas las patrias diferentes, una sola, la patria americana”. (25)
Una vez en Nueva York, luego de su complicado viaje desde Chile, que significaba no ser detectado por la armada española que bloqueaba los puertos peruanos, debió contactar a cubanos y puertorriqueños independentistas y de inmediato ofrecer ayuda financiera. Mackenna propuso entre otras ideas, artillar buques con patentes de corsos para llegar con apoyo a dichas islas. Según varios historiadores, la fundación del periódico La Voz de la América, por Mackenna, significó una extraordinaria proyección estratégica para la lucha de aquellos patriotas, que terminó siendo la voz más importante del independentismo antillano en Estados Unidos.
El cubano Juan Manuel Macías presidente de la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico se convirtió en el principal aliado del chileno en ese esfuerzo editorial. “De sus 2.000 ejemplares, mil se introducían secretamente en Cuba; otra parte en Puerto Rico y España –también de manera clandestina-, y el resto se vendía en Estados Unidos y Chile, donde las editoriales lanzaban fuego contra el colonialismo español.” (29)
No está de más resaltar que recientemente, el año 2016, el Archivo y la Biblioteca Nacional de Chile, donó a su par, el Archivo Nacional de la República de Cuba, documentación personal de Vicuña Mackenna y ediciones digitalizadas de la revista “La Voz de la América”.
La relación de Chile con la Independencia de Cuba, gracias al denodado esfuerzo de Benjamín Vicuña Mackenna tiene una muestra más, el mismo hijo del Padre de la Patria de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes, indica que la bandera enarbolada en el poblado de Yara por su padre, al lanzar el grito independentista de ¡Viva Cuba Libre! el 10 de octubre de 1868 en el Ingenio La Demajagua, fue inspirada en la de Chile. Pero según sus palabras no la hicieron absolutamente igual, para no confundir. Se dice: “…cambió el color del dado que contiene la estrella, determinando que en lugar del azul marino fuera rojo. Pero la circunstancia de no obtener las telas (…) hizo que no sólo fuera rojo sangre el dado de la estrella, que resultó rojo tirando a rosado o viceversa, sino que la franja azul marino hubo de ser en definitiva azul celeste…”. (44) Desde entonces, y hasta hoy la bandera del grito de Yara escolta al escudo nacional en el parlamento de la isla, junto a la cubana.
Mientras vivió Mackenna, proclamó y defendió la causa antillana, fue propagandista y movilizador popular por su independencia del yugo español y un apoyo permanente a los representantes diplomáticos de la República de Cuba en Armas en Chile. Falleció el 25 de enero en la hacienda Santa Rosa de Colmo cercana al puerto de Valparaíso.
La solidaridad y apoyo a la lucha independentista de los cubanos quedó refrendada también, según el historiador cubano Ramón de Armas, en que el primer canto a la Independencia de Cuba provino de nuestro país, “Invocación de Chile a Cuba”, escrito por el poeta chileno Eduardo de la Barra, y publicado el 3 de febrero de 1866 en Santiago de Chile y en la revista “La Voz de la América” reproducido al mes siguiente, en marzo de 1866.
Algunos fragmentos textuales de la Invocación:
Cuba, Cuba encantadora,
De las Antillas señora
Por tu riqueza i beldad
¿Por qué tu suelo no adora
El sol de la libertad?
Levántate a ser reina, Cautiva americana,
Levántate i apresta la lanza i el bridón:
Te aguardan nuestros brazos, porque eres nuestra hermana,
Te aguardan los laureles del mundo de Colón. (34)
El autor del libro deja claro, que en el plano militar, el chileno más destacado en la lucha independentista fue Pedro Vargas Sotomayor, y que en los combates alcanzó el grado de General de Brigada, de él se han publicado historias acerca de su entrega y valentía, se reseña una completa cronología de su accionar en campaña, digno de orgullo para nosotros los chilenos. Igualmente se indica que hay poca información desde fuentes chilenas, pero se aclara que fue “…un capitán de artillería del ejército chileno.” (104)
La vida del General Vargas no está del todo clara en Chile, no se conoce con claridad cuando llegó a Cuba, es gracias a cartas de origen masónico presentadas al Comité Independencia de Cuba en la ciudad norteña de Iquique, que ha sido posible acreditar que llegó a la mayor de las Antillas después del 30 de julio de 1895, ya que aparece mencionado por primera vez y en forma destacada, en el combate de Sao del Indio del 31 de agosto de 1895. El general cubano José Miró lo menciona también en sus Crónicas de la Guerra, destacando su arrojo y valentía en la batalla de Mal Tiempo el 15 de diciembre de 1895.
Impresiona en la lectura, que el propio biógrafo del héroe Antonio Maceo, expresión máxima de la valentía de los cubanos, autor de aquella consigna de combate enaltecedora: “Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”, José Luciano Franco, lo mencione en sus escritos: “Era Vargas Sotomayor uno de los más brillantes oficiales de Maceo, valiente y de extraordinaria capacidad, por cuya razón se le confiaba una misión que requería excepcionales condiciones para cumplirla cabalmente”. (113) Se refiere a la decisión de Maceo de escoger al chileno, en medio de tantos de sus valientes jefes para que se hiciera cargo del Regimiento de Tiradores y enfrentar a las tropas españolas que desembarcaban al norte de Pinar del Río en el occidente cubano.
Según el autor, otra de las acciones destacadas en que tuvo participación nuestro compatriota Vargas Sotomayor, fue la batalla de Ceja del Negro, el 4 octubre del 1896, una de las más sangrientas de la guerra. Las fuentes de René González indican que un 8 de abril, de ese mismo año, fue ascendido a General de Brigada por sus méritos y “… su diploma de general fue firmado el 16 de diciembre de 1896 por el presidente de Cuba en Armas.” (115)
Casi un siglo después, el año 1986, las autoridades cubanas del municipio de Bahía Honda de Pinar del Río inauguraron un monolito en su nombre, se eligió como ubicación para el homenaje, una elevación llamada El Rubí, donde el chileno Sotomayor combatió por la Independencia de Cuba, y desde esa fecha, cada año, se realiza una peregrinación patriótica por niños de la región en respeto a la memoria de este destacado general chileno.
El autor incluye en forma íntegra en su libro, otro titulado EN LA MANIGUA de Carlos Dublé, destacado combatiente independentista chileno mencionado como la tercera veta a seguir, él alcanzó el grado de Capitán del Ejército Libertador cubano, este texto fue escrito por el periodista Emilio Rodríguez Mendoza y publicado en Valparaíso por la Imprenta del Universo de G. Helfmann en mayo del año 1900. Es dedicado al Mayor General Pedro E. Betancourt, del que Dublé fue Ayudante de Campo.
En la Manigua, se constituye en un verdadero Diario de Campaña del joven Dublé. “No hay quejas ni lamentos en la obra, solo se palpa su convicción por enfrentar con gallardía, los grandes e inesperados desafíos de una cruenta guerra.” (126)
Es un gran acierto incluir ese libro, “dentro de su libro”. Más todavía, al presentarlo tal como fue escrito originalmente, lo que permite al lector, luego de transitar por la investigación que nos enseña René González en las primeras 120 páginas, sentir y ver a continuación, el agudo relato de la campaña de Dublé, una suerte de visión “chilena acubanada” de esa guerra cruenta.
Destaco solamente del escrito de Rodríguez Mendoza, porque debiera leerse por todos los chilenos, el lamento del Capitán Dublé a finales de la guerra en que fue combatiente, el mismo que escuché de muchos cubanos más de una vez, en los tiempo que yo viví en Cuba, me formé y serví en sus Fuerzas Armadas, pero en el siguiente siglo: “La guerra iba a terminar, íbamos a volver a nuestra tierra, pero dejando a Cuba nó en poder de los cubanos, sino de los norte americanos. Un dejo, una espesa nube de tristeza pesaba en esos instantes en nuestros corazones.” (235)
Para los cubanos, la independencia fue robada por los Estados Unidos cuando ya la guerra se inclinaba claramente a favor de los patriotas, en contra de los españoles, el triunfo era cuestión de tiempo.
Debemos agradecer este aporte notable de René González Barrios (1961), Presidente del Instituto de Historia de Cuba, como ya indiqué, “Chile en la Independencia de Cuba” se constituye en un verdadero desafío para que los chilenos profundicemos en la vida y obra de estos compatriotas nuestros que entregaron sus esfuerzos y la vida en la independencia de Cuba, tarea que debe incluir de igual forma a las y los combatientes internacionalistas que posteriormente “otras tierras reclamaron sus esfuerzos”, parafraseando al heroico Comandante Ernesto “Che” Guevara.
El autor ha publicado varios títulos más, aparte de este libro, La Inteligencia Mambisa (1988, 1990), El diferendo bilateral entre Cuba y Estados Unidos (1994), Almas sin fronteras. Generales extranjeros en el Ejército Libertador (1996), Los Capitanes Generales en Cuba 1868-1878 (1999), El Ejército Español en Cuba 1868-1878 (2000) y Cruzada de libertad: Venezuela por Cuba (2005). Ha publicado numerosos artículos en medios de prensa y revistas especializadas.
Recomendamos CHILE EN LA INDEPENDENCIA DE CUBA.
José Miguel Carrera @JosMCarreraC
Escritor (SECH)
(*) La Casa Editorial Verde Olivo, fundada el 2005, pertenece al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

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