Por José Miguel Carrera
Durante la semana del 15 y 16 de junio se realizaron actos, acciones de calle, publicaciones y conversatorios en las redes sociales, en memoria de los (as) rodriguistas asesinados hace 34 años, en uno de los peores crímenes de la dictadura de la derecha política y las FFAA chilenas, La Matanza de Corpus Christi, ese crimen no logró ni logrará borrar de nuestra memoria el ejemplo de las tres heroínas, Elizabeth Escobar (29), Patricia Quiroz (29), Esther Cabrera (22) y los nueve héroes Recaredo Valenzuela (30), Patricio Acosta (25), Waldemar Henríquez (28), Wilson Henríquez (26), Julio Guerra (29), Joaquín Valenzuela (29), Ricardo Rivera (24), Ricardo Silva (28) y Manuel Valencia (20).
Los convocantes como todos los años fueron sus familiares, organizaciones y colectivos rodriguistas, familiares de presos políticos de la Revuelta de Octubre 2019, las actividades se realizaron en los lugares de los asesinatos: el dúplex 213 de Villa Olímpica, calle Varas Mena, calle Alhué de Las Condes, la casa de Pedro Donoso de Recoleta, en la Plaza Dignidad de la Región Metropolitana, también en otros lugares como las plazas de Valparaíso, Viña del Mar, La Serena y Concepción. Los conversatorios se organizaron en las RRSS por la Revista Octubre XXI, Todos por Ramiro, BRISA, la Corporación Cuatro Álamos y I Feria de Libro Rodriguista en la Región de Coquimbo.
Junto a las imágenes de los 12 héroes y heroínas de Corpus Christi, destacaban los retratos y mensajes llamando a la libertad inmediata a Mauricio Hernández Norambuena, de todos los presos políticos mapuche y de la Revuelta Social de 2019, en una clara demostración de la vinculación unitaria de las luchas presentes con las contra la dictadura y los gobiernos represivos civiles de la llamada “transición”.
Lo anterior bien vale una reflexión personal al respecto:
Sin dudas, cada uno de nosotros recuerda en el lugar donde se encontraba en esos aciagos días de 1987, en plena dictadura, el impacto de ese crimen, y lo que significó para las y los rodriguistas en esos entonces: seguir luchando contra la dictadura que nos oprimía como pueblo y el rechazo a la traición que significaba acomodarse a las negociaciones que se maquinaban vergonzosamente.
Tal como se comentó en uno de los tantos homenajes realizados, los asesinados y los que salvaron sus vidas en esos días, se coordinaban en ideas para el nuevo caminar que muchos rodriguistas se proponían emprender autónomamente ante el manifiesto abandono que se hacía de la lucha directa contra la dictadura.
Debido al carácter clandestino de la lucha, la mayoría no conocíamos los nombres verdaderos de esas y esos combatientes asesinados, obviamente tampoco sus misiones. No teníamos el privilegio de impregnarnos de la fuerza que emana de sus miradas, las que se ven ahora en los retratos que se distribuyen de ellos. Los chilenos y chilenas, sobre todos los más jóvenes, conocen los rostros y vida de nuestros doce compañeros y compañeras, gracias a las acciones de memoria de todos estos años.
¿Vale la pena recordar el contexto político de esos días?
-Eran tiempos de intensas y oscuras negociaciones entre los personeros de la dictadura y dirigentes de la futura Concertación, avalados todos por el gobierno de EEUU. El atentado al tirano y el caso arsenales sucedidos el año anterior (1986) estaban muy presentes.
-Entre los políticos oportunistas, surgían voces para condenar al FPMR y su lucha, sembrando miedo, terror, “son militaristas” decían, era la oportunidad para aplastar la lucha revolucionaria y aislar más todavía al PC de las negociaciones que a espaldas del pueblo se hacían, como lo manifestaba nuestro Comandante José Miguel. Surgían epítetos condenatorios y nuevos calificativos políticos para los combatientes, “faltos de realismo político”, “fetichistas de las armas”, “bajos de nivel político”, “chileno-sandinistas”, “hijos de Castro”, “guerrilleristas”, “influenciados por sus formaciones militares”, etc., etc.
-La visita del Papa en abril del 87, había subido los tonos de la lucha popular, sobre todo después de los enfrentamientos en el recibimiento del Papa en La Bandera, a pesar de que el FPMR indicó una tregua momentánea.
-Se negociaba la salida de Pinochet y la izquierda tradicional se plegaba a las transacciones, por acción u omisión, abandonando sin tapujos y vergonzosamente principios, hundiendo cualquier salida potencialmente más popular.
-El gobierno de EEUU no quería al PC en las negociaciones y los dirigentes de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, cual yanaconas, obedecían.
-A pesar del intento de aislamiento del Partido Comunista, en su interior rebrotaba una discusión de validar o desechar lo obrado política y militarmente hasta esos momentos, se discutía en plena lucha y clandestinidad, desarmando ánimos, intentando relevar responsabilidades. Reflotaban pensamientos de los que en lo interno no querían más, o quizás nunca quisieron, la estrategia de Rebelión Popular y el FPMR.
-El aislamiento de los que seguían combatiendo en primera línea (el FPMR entre ellos) era cada vez más evidente, lo que, sumado al desgaste en la lucha, detenciones, repeticiones de rutinas o errores en el modus operandi, flaquezas en los métodos conspirativos, se profundizaba.
-Eran momentos en que para algunos todo se podía poner en dudas, hasta borrar con el codo los objetivos finales que por la boca se vociferaban.
-En este contexto que analizamos entran los agentes de la dictadura, que actuaron como los criminales que eran, sabían que a los entregados y cobardes hay que invitarlos a conversar, a los indecisos, neutralizarlos con el miedo, y a los intransigentes, como nuestros 12 hermanos y hermanas, había que matarlos para intentar producir los efectos de terror que necesitaban. Y esos asesinos actuaron el 15 y 16 de junio de 1987.
-Un montaje cubrió ese crimen. La dictadura y sus órganos de inteligencia tildaron de «enfrentamiento» el suceso y luego en la post dictadura dilataron la justicia por años y años. Solo la valentía y decisión de los familiares hizo el milagro para que fluyera la verdad, ellos nunca creyeron la versión “oficial” y lograron que la justicia chilena los encausara y condenara.
-No se debe olvidar tampoco que el vil asesinato de los militantes del FPMR, fue mostrado por prensa de la dictadura, El Mercurio, La Segunda, la Tercera y la Televisión servil, como un enfrentamiento y no un asesinato.
-Finalmente los asesinos, claro que, en correspondencia con la filosofía democristiana de la Transición, recibieron condenas insignificantes, “en la medida de lo posible”, que cumplen en cárceles de privilegio, conservando sus grados militares y premiados con jubilaciones millonarias.
A todos nos impacta visitar las calles y lugares donde resistieron y fueron asesinados nuestros hermanos (as), cruzar el portón de fierro oxidado de la casa de Pedro Donoso 582 en la comuna de Recoleta, uno de los lugares de la masacre, se siente el frío de la muerte en los pasillos arruinados y en el piso que ahora es de tierra, por el abandono del lugar. Ver sus nombres escritos en los mismos sitios donde fueran asesinados, claro que impacta. No se tiene el valor de declarar esa casa en Patrimonio Nacional, quizás ante el temor que se transforme en un verdadero Museo de la Memoria Combatiente.
Surge la pregunta: ¿Vale la pena recordar el contexto que se vivía cuando nuestros 12 hermanos y hermanas fueron asesinados salvajemente, para conocimiento de las nuevas generaciones?
Si, debemos hacerlo.
Estamos seguros que ese ejemplo y la terquedad de todos estos años por no olvidar la heroicidad y también las traiciones cometidas, lo que identificamos como nuestra memoria, ha dado rutas de perseverancia y dignidad en el presente, los héroes y heroínas de Corpus Christi estuvieron reflejados en las paredes y banderas, como símbolos vivos durante la Revuelta de Octubre 2019.
Este 15 y 16 de junio de 2021 la pandemia no fue obstáculo para recordarlos. Jamás serán olvidadas ni olvidados, por el ejemplo que dejaron.
Libertad para Mauricio Hernández Norambuena, preso político rodriguista.
Libertad para los presos políticos de la Revuelta.
Libertad para los presos políticos mapuche.