Andrés Aylwin A.
¡Hasta siempre!
Los justos heredarán la tierra,
Y vivirán para siempre sobre ella.
La boca del justo habla sabiduría,
Y su lengua habla justicia.
(Salmos 37:29-30)
Nuestro más sentido homenaje a Andrés Aylwin Azocar, un hombre que hizo de
su vida un acto de férreo compromiso con el prójimo, escuchando y
poniéndose en el lugar de los pobres, marginados y oprimidos. Creyó en la
política como servicio público, es decir, un servicio desinteresado,
alejado de todo cálculo político o beneficio personal o familiar. Creyó en
la política como un medio para construir una sociedad más justa, más
igualitaria, donde primara el bien común que permitiera una vida digna para
todos sus habitantes. Señalando que quienes aspiraban a hacer política
motivados por el poder, practicaban la prostitución de la política.
Desde esa sensibilidad, asumió con entereza y valentía el rechazo al golpe
cívico militar del 11 de septiembre de 1973, siendo uno de los 13 demócrata
cristianos que firmaron la carta de rechazo al golpe de Estado. Con esta
carta los firmante se demarcaron de lo que era la política oficial de la
DC, dirigida entonces por Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin, quienes
apoyaron de manera explícita a la Junta Militar.
Nunca creyó en la justicia en la medida de los posible, en una entrevista
en 1990 señalaba “en Chile no habrá verdadera reconciliación mientras no
pasemos por la verdad y la justicia”. Y luchó por esa verdad y esa justicia
hasta sus último años.
No nos queda más que reconocer a Andrés Aylwin como un hombre justo, un hombre fiel y consecuente con sus principios, y en él a todos los otros hombres y mujeres que con la misma sencillez y humildad, con un corazón abierto y una mente lúcida, lucharon por un Chile verdaderamente democrático, donde se erradicara la impunidad a través de la verdad y la justicia, donde los derechos humanos, entendidos como los derechos económicos, sociales, políticos y culturales, fueran la brújula de un país que se encaminaba hacia el siglo XXI bajo la estrella de la humanidad sensible y profunda.
¡Hasta siempre!
Equipo de LOM ediciones