A cambio de la verdad

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Por Zita Cabello
Años atrás me pregunté: ¿cuál sería mi reacción si Armando Fernández-Larios, el oficial militar que sumariamente mató a mi hermano Winston, pidiera perdón? ¿Qué es lo que yo espero del perdón? Mi respuesta fue simple: yo espero un arrepentimiento sincero y profundo que entregue verdad de los hechos ocurridos y algún tipo de reparación.
El juicio en Estados Unidos contra Fernández-Larios por la muerte de Winston Cabello Bravo me entregó parte de la verdad que buscaba, pero no arrepentimiento. “El arrepentimiento”, me advirtieron mis abogados, “no forma parte de ningún proceso judicial”. (La investigación y el juicio se describen en mi libro, Historia de un hombre que se negó a huir, Ceibo 2016).
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A pocos meses antes de ir a juicio, el sistema legal de los Estados Unidos nos exigía ir a mediación, por lo que Fernández-Larios y yo debíamos sentarnos frente a frente a negociar una cantidad de dinero que él debería pagar, cosa que yo nunca busqué. Y si llegábamos a un acuerdo, no íbamos a juicio. Decidí usar el proceso de mediación para negociar, no por dinero reitero, sino por la verdad y su reconocimiento de los hechos.
Emocionalmente no estaba preparada para sentarme a dialogar con el asesino de mi hermano; sin embargo, uno de mis abogados, Bob Kerrigan, se ofreció a hacerlo en mi nombre. Para esto, formulé tres preguntas y una petición de reparación. “Si Fernández Larios responde mis preguntas y cumple con el requisito de reparación”, le informé a mis abogados, “yo estoy de acuerdo en poner fin a la demanda y renunciar a ir a juicio”.
Fernández Larios debía responder las siguientes preguntas:
Pregunta 1: La junta militar declaró estado de guerra en Chile el 11 de septiembre de 1973. No estoy de acuerdo con el argumento de que Chile se encontraba en estado de guerra, pero para el propósito de esta pregunta voy a suponer que Ud. sí cree justificada esta declaración de guerra. También supongo que Ud. sabía que toda guerra tiene normas y reglamentos que deben seguirse. Empero, los crímenes en los que Ud. activamente participó fueron en violación directa a esas leyes.
* ¿Cuáles son sus razones para transgredir los reglamentos universales que rigen en tiempo de guerra, reglamentos que su institución proclama respetar y que Ud. juró obedecer?
* ¿Cuáles son sus razones para haber quitado cobarde e ilegalmente la vida de mi querido hermano Winston, el 17 de octubre de 1973, en la ciudad de Copiapó?
Pregunta 2:  Winston adivinó el plan que Ud. y sus hombres habían diseñado: acribillarlos mientras los hacían correr en el desierto y así justificar más tarde sus muertes con la mentira: murieron en un intento  de fuga. De acuerdo con el relato que Ud. le hizo a un psiquiatra (hecho del que por cosas del destino yo me enteré), Winston rehusó la orden –su orden– de bajarse del camión y correr en el desierto. En su relato, Ud. reconoció que Winston lo obligó a matarlo de frente con el corvo que Ud. portaba.
* ¿Cuáles fueron las palabras exactas de mi hermano, su tono y su presencia mental al momento de desafiar sus órdenes?
* ¿Qué fué de ese desafío de Winston que lo llevó a Ud., no sólo a recorder su nombre, sino también a buscar el apoyo de un psiquiatra?
Pregunta 3: El Comdte. Oscar Haag, el cabo primero Juan Morales y el ex preso político Dr. Iván Murúa testificaron bajo juramento que Ud. participó activamente en la selección de las 13 víctimas asesinadas en la madrugada del 17 de octubre de 1973. Probablemente Ud. argumentará, como muchos otros ya lo han hecho, que la maldad fue necesaria para obtener un posible bien en el futuro.
* ¿Cuál fue el posible bien que esperaba lograr matando a personas inocentes?
* ¿De qué manera mi hermano Winston fue un obstáculo para lograr ese posible bien?
Armando Fernández-Larios debía hacer la siguiente reparación:
1.              Reconocer públicamente frente al pueblo chileno su responsabilidad en los crímenes de la Caravana de la Muerte.
2.              Entregar toda la verdad de los hechos de Copiapó y de todas las ciudades recorridas por el general Arellano y su comitiva.
3.              Entregar una reflexión personal de cómo se siente hoy en día sobre su participación en estos crímenes. ¿Siente remordimiento? ¿Qué mensaje les entregaría a los futuros cadetes para prevenir estos trágicos eventos?
Tal como mis abogados me lo habían advertido, no hubo acuerdo. Fernández-Larios negó toda responsabilidad en los cargos en su contra. Fuimos a juicio y fue encontrado responsable por la tortura, muerte sumaria y trato cruel e inhumano de mi hermano Winston. Fue, además, encontrado responsable por crímenes de lesa humanidad, lo que constituyó un hito histórico legal en los Estados Unidos.
Reconozco lo ambicioso de mis requisitos. En mi defensa afirmo que la dictadura militar nos arrebató muchas cosas, pero no la esperanza ni el derecho a soñar. Asimismo, la historia de mi hermano nos enseña que aún en los momentos más difíciles de nuestras vidas no perdemos la capacidad de tomar decisiones basadas en principios éticos y morales. Winston nos enseña que nadie puede quitarnos nuestra dignidad si no lo permitimos. Mi hermano no permitió que Fernández-Larios se la quitara, y en el proceso le quitó la poca dignidad que él tenía.
Veo difícil que Fernández-Larios acepte responsabilidad personal en los crímenes que se le atribuyen. Pero hasta el fin de mis días esperaré respuestas a mis preguntas, por un mundo más digno, más justo, más humano.
*****
Mi libro describe en detalle el proceso judicial que tuvo lugar en los Estados Unidos. Para mayor información sobre el juicio y mi libro, Historia de un hombre que se negó a huir (título original “In Search of Spring”, Berkeley Publishing Group, 2014), visite www.insearchofspring.com.
A continuación comparto partes seleccionadas de interrogatorios grabados en video de Fernández-Larios, del cabo primero Juan Morales y de la Dra. Elvira Miranda, médico forense que participó en las exhumaciones de las trece víctimas de Copiapó e hizo el estudio forense de los restos de Winston.

 

 

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