Ya es costumbre que Ceibo Ediciones publique libros que generan impacto entre los chilenos. Esta vez un gran trabajo de dos profesionales, Laurence Maxwell Ilabaca y Jorge Pavez Ojeda, doctores en Literatura y en Sociología respectivamente, que en 250 páginas editaron UN PASO AL FRENTE, Habla el comandante Ramiro del FPMR, para que llegaran a nosotros desde su cautiverio en Brasil las palabras de uno de los más destacados jefes y combatiente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Su relato no es desde la tranquilidad del retiro, es desde la cárcel, su voz viene del cautiverio, y con justa razón los editores del libro se preguntan “¿Por qué estos dos Estados (Chile y Brasil) no han buscado iniciar los procesos que permitan un trato humanitario a Mauricio y generar las condiciones para su reintegro a la sociedad? La respuesta a esta pregunta ha sido uno de los motivos más poderosos para la publicación de este libro…” (18)
Este libro impactará a los jóvenes chilenos, sobre todo a los revolucionarios. Recuerdo que en el mismo partido donde se formó Mauricio, nos enseñaban como ejemplo el libro “Reportaje al pie del patíbulo” de Julius Fucik, periodista militante del Partido Comunista y de la resistencia en la antigua Checoslovaquia, capturado en 1942 por los nazis, quien escribía desde la cárcel: “El que entrega su vida a la lucha revolucionaria, debe hacer vida de ese mandato para ser digno de ese calificativo”. Ramiro ya es un ejemplo para las nuevas generaciones y su libro constituye -como en su época el de Fucik- un desprecio a los que han olvidado su pasado y traicionan a los combatientes que ellos mismos incentivaron a entregar la vida por una causa justa, por una sociedad de iguales. Saltarán voces que dirán cómo es posible comparar el nazismo que dominaba Checoslovaquia en esos años con el Brasil de estas últimas décadas. Bueno que expliquen entonces el brutal cautiverio de Mauricio Hernández en Brasil.
Descubrí como lector una cita de Wilheim Dilthey en una compilación que hace el escritor Pedro Pablo Zegers de la obra de la heroína Gabriela Mistral, seguidora de Bolívar, Martí y Sandino, en el libro VIVIR y ESCRIBIR, Prosas autobiográficas, muy atingente al trabajo realizado por Maxwell y Pavés. Ellos, al dejar a Ramiro hablar, permitieron que: “hiciera reconstrucción de la vida, por medio de la interpretación de la realidad histórica que vive (…) como la forma suprema y más instructiva en que se nos da la comprensión de la vida.” Fin de la cita de Dilthey.
Ramiro en el libro habla de su vida, cómo se hizo militante comunista, la admiración por su padre, viejo dirigente socialista, de los socialistas allendistas de verdad: “Mi padre era socialista de larga trayectoria, amigo de Allende y escuchó solemnemente su último discurso”. (73)
Relata sus actividades como encargado de propaganda en una base de la Juventud Comunista en Valparaíso, habla de sus tareas político militares en el “Frente Cero” antesala histórica del FPMR, de cómo se forjó la mística rodriguista y el papel de Raúl Pellegrín en ello, de su participación en el rescate de Fernando Larenas, de su admiración por Patricio González y Mauricio Arenas, este último su gran hermano y compañero.
Opina críticamente de la operación de Carrizal: “No era necesaria toda esa vulnerabilidad a la que quedaron expuestos, ni con la bohemia que tenían los compañeros que estaban a cargo, ni esa serie de situaciones que van dejando pistas de su accionar…” (69)
Habla de la ruptura con los dirigentes del Partido Comunista por su giro político a la negociación de clase: “De hecho, creo que ellos no querían realmente una rebelión, sino que querían volver al gobierno democrático burgués, en términos clásicos. Querían volver a la situación anterior al golpe de Estado del 1973. Anhelaban ser diputados, senadores y tener cargos políticos.” (85)
Relata sus vivencias en la llamada Operación Albania y muchos hechos más en que él fue protagonista como combatiente o jefe. No debo contar el libro, hay que leerlo.
Es vivencia histórica lo que habla Ramiro, sus palabras son las de un actor que han pretendido silenciar su voz que también es nuestra voz, la de una clase social silenciada. Según Hugo Zemelman, la historia la escriben sujetos concretos. Cabe preguntarse entonces ¿qué ocurrió con aquellos que optaron por entregar su vida a la lucha por la democracia? Los que sobrevivieron quedaron en el silencio, en el ocultamiento. Más aún, sabemos que Chile, entre otras terribles curiosidades, es uno de los pocos países que da carácter de terroristas y desadaptados a quienes estuvieron dispuestos a dar su vida por la lucha ante una tiranía, como la de Pinochet, la más criminal que ha tenido nuestra patria en su historia.
Pero ¿quiénes son los responsables de haber trocado el concepto de héroe por terrorista?, ¿quiénes han jugado el rol de guardianes de lo que actualmente se debe comprender como correcto en el quehacer político?
Este libro nos permite: “… leer la historia como acontecer, como espacio de construcción, que permita construirla en múltiples direcciones por los sujetos concretos y reales.” Citando nuevamente a Zemelman.
UN PASO AL FRENTE, demuestra que Ramiro fue y es uno de esos hombres y mujeres que mantuvieron en alto el sueño de un mundo mejor. Por ello aprendieron a organizarse, aprendieron táctica y estrategia para no morir en el intento, instalaron normas en sus vidas para conjugar en lo cotidiano la sobrevivencia y la lucha. Hubo militantes de base con formación política, hubo militantes de la esperanza de libertad que pasaron a ser militares para colocar el Arte y la Ciencia Militar al servicio del pueblo.
Para la izquierda abyecta, la de la Nueva Mayoría por ejemplo, validar a Mauricio Hernández y a tantos combatientes que tomaron las armas contra la dictadura, significaría por un lado, reconocerlos como tales, y por otro, dar explicaciones sobre por qué ellos existieron, e incluso, por qué algunos murieron. Para la derecha y las Fuerzas Armadas sería tener que reconocer que existieron pares que no les temieron y los enfrentaron de igual a igual, que incluso algunos de ellos estuvieron en guerras de verdad y triunfaron.
Sin embargo, aunque a muchos incomode, su formación no terminó con lo que se ha denominado “la vuelta de la democracia”, sino que pasó a una invisibilización, borrándose de las páginas de la historia, desarticulando al propio sujeto político de los presentes sucesivos que constituyen la historia.
El valor del libro de Ramiro es que resitúa nuevamente a los combatientes, a los que no negociaron y no creyeron en la Transición a la Democracia liderada por Aylwin, Lagos o Frei. El tipo de sociedad que vive hoy Chile, da razón a esa dignidad e intransigencia mostrada por Ramiro y tantos combatientes populares. En la redefinición de la política instalada en las últimas décadas en Chile por la Concertación y la Nueva Mayoría, nadie cuestiona la existencia del Ejército (y su mantención), ni siquiera por significar a través de la historia un aparato vigilante del orden capitalista, pero sí se cuestiona lo militar en las esferas de la izquierda. Son una realidad oculta.
Ramiro relata en el libro la espectacular fuga Operación Vuelo de Justicia, que el 30 de diciembre recién pasado cumplió 20 años, la más grande acción aérea protagonizada por combatientes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez FPMR, entre los que se incluye por supuesto a Mauricio.
La acción aérea del FPMR, de Ramiro y sus compañeros fue exitosa desde el punto de vista militar y político y hoy es parte de la historia de Chile. No dudamos que en el futuro tendrá su verdadera valía para los chilenos y los revolucionarios del mundo.
Hoy, el protagonista principal de esa hazaña aérea, Mauricio Hernández Norambuena, protagonista de este libro UN PASO AL FRENTE está encarcelado en Brasil, en la prisión Federal de Mossoró, en Río Grande del Norte. Lleva más de 15 años en los presidios más cruentos de ese país, acusado por secuestrar a un acaudalado empresario brasileño por motivos políticos.
Debemos agradecer libros como estos, que nos permite aprender de nuestra historia, que no es la “oficial” y de los sujetos que han participado activamente en la construcción de ella hasta nuestros días, en un ejercicio de consciencia ciudadana.
En forma cada vez más crecientes sus familiares junto a diversas organizaciones políticas, sociales y de Derechos Humanos, luchan por el retorno de Ramiro. Él debe volver a Chile, recuperar su libertad y ser reconocido como un héroe popular por su aporte al fin de la dictadura cívico-militar del general Pinochet.
Para finalizar, impresiona la sencillez de sus palabras, la modestia de su testimonio, sobre todo cuando se refiere a la participación en el intento de ajusticiamiento al tirano. “Finalmente me sentí tranquilo y honrado de poder participar en esa tarea. Eran por lo general pensamientos muy concretos. Después para vanagloriarse, uno puede decir, mentirosamente: ‘Yo pensé en la trascendencia del hecho-, o -que íbamos a quedar inscritos en la historia de este país-. Pero no, no pensamos nada de eso.’ ” (73)
Quiero terminar mi comentario con las propias palabras de Ramiro:
“Ser rodriguista me posibilitó luchar por algo en lo que yo creía y sentirme pleno. Aunque llevo catorce años preso en esta cárcel, no cambiaría mi vida; la cárcel no me hace mella, porque la vida no se valora en años, sino por la intensidad que tú has vivido (…) Ser rodriguista ha sido mi vida, yo he sido eso, fui eso, soy eso y seré eso. En este sentido me interpreta mucho la canción El Necio, de Silvio, cuando dice: -Yo me muero como viví-, porque mi ideal, mi utopía, continua viva. Sé que estos son otros tiempos, pero el horizonte utópico para mí permanece intacto.” (183)
Libertad para Mauricio Hernández Norambuena.
Construyamos un Chile Digno.
Concepción, 2017
José M. Carrera@JosMCarreraC