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Argentina-Perú en 1978: una goleada que sigue dando que hablar
Por Gonzalo Figueroa Cea
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Se ha escrito mucho acerca de difícil momento que vivía el vecino país del Atlántico en esos años y, por añadidura natural, otro tanto nada despreciable sobre el supuesto arreglo del pleito aludido, pero… Entre los partidos controvertidos en la historia de los mundiales de fútbol, no sé si el de Argentina versus Perú en la fase de semifinal del Mundial de 1978 ocuparía el pináculo del top ten entre los que más conjeturas ha generado (si es que se hiciera una especie de encuesta ampliada entre entendidos, al menos tendría alguna mención). Pero hay algunas cosas que, en la primera mirada, son absolutamente claras sin que ni siquiera haya algún asomo de discusión: era plena dictadura en el país que organizaba el torneo (gobernaba en nuestra vecina nación el General Jorge Rafael Videla), el evento fue utilizado por el gobierno de facto para crear un ambiente cargadamente festivo que evitara cualquier vínculo con las violaciones a los derechos humanos (por cierto, la selección local debía ganar el campeonato y aumentar todavía más la sensación circunstancial de éxtasis, cosa que finalmente ocurrió) y, en efecto, en el citado match la selección anfitriona necesitaba ganar por más de cuatro goles de diferencia para acceder directamete a la final. Evidentemente el grueso de los antecedentes mencionados no será parte de esta especie de resumen del archivo que podrán descargar ahora (abajito del artículo, porque aquél se centra netamente en lo que ocurrió en el partido entre la albiceleste y la escuadra del Rímac, jugado en Rosario el 21 de junio del referido año. Claramente una derrota o un empate dejaba a Argentina fuera de carrera y, de este modo, el camino quedana abierto para Brasil. Es más, si Argentina le ganaba a Perú por tres goles de diferencia (3×0, 4×1, etcétera), con ese resultado Brasil igualmente iba a pasar a la final por mejor diferencia de gol. Pero esto no ocurrió. La tarea no era fácil: Perú había realizado una pálida segunda fase pero había ganado su grupo en la ronda inicial (donde incluso estaba la otra selección que clasificó a la final: la poderosa Holanda) y tenía una reputación de selección de buen trato de balón y fútbol grato de ver, campeona de la última Copa América (1975) y clasificada al mundial tras reñida definición con Chile.
Téofilo Cubillas, probablemente el mejor jugador de la historia del balompié de nuestros vecinos del norte, era el mayor referente de un equipo que dirigía Marcos Calderón (entrenador de destacadísima trayectoria) y que tenía, entre otras figuras, al arquero nacionalizado (rosarino de nacimiento) Ramón Quiroga, Héctor Chumpitaz, Juan Carlos Oblitas, Juan Muñante, José Velásquez y César Cueto. Argentina era entrenada por César Luis Menotti, técnico que en ese minuto no pasaba la cuarentena de edad y que había sido catapultado al nivel de promesa por su exítoso paso por Huracán y un fútbol que hoy le podrían llamar fácilmente “propositivo” u “ofensivo”. Pocos sobrevientes de Alemania 1974 tenía esa joven selección: Mario Kempes, quien finalmente fue goleador de la Copa del Mundo 1978, y el puntero derecho René Houseman habían jugado ese mundial en un representativo argentino que no dejó buena imagen en tierras germanas. ¿El resto del team de 1978? Al menos los titulares, un equipo de temer: el arquero Ubaldo Fillol; el capitán y defensor Daniel Passarella, el lateral Alberto Tarantini, los igualmente defensores Jorge Olguín y Luis Galván; el mediocampista Américo Gallego (ex entrenador de Colo Colo) y los delanteros Daniel Bertoni, Leopoldo Luque y Oscar Ortiz. Nada extraño a simple vista.
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En el pleito ante Perú, arbitrado por el francés Robert Wurtz, Argentina empezó con todo, pero no fue una tromba. Había evidentemente nerviosismo, imprecisión y cierta tendencia al error en las jugadas finales. El buen juego peruano de los primeros podría inducir claramente al engaño. Aunque en ciertas jugadas al límite y otras conflictivas, el espectador pudiese interpretar cierta benevolencia del juez en favor de los argentinos, es difícil dudar que en este partido se hubiese producido algo parecido a un arreglo en favor de éstos.
Como refuerzo de lo señalado al final del párrafo anterior, le costó a los trasandinos inaugurar las cifras. Recién con el segundo gol los albicelestes agarran confianza, pero ya finalizaba el primer tiempo. Ya en el complemento, brindan un juego de alto vuelo y…una seguidilla de goles. Es más: algo que pudiese catalogarse de “sospechoso”, como que Argentina bajase la velocidad de su juego después del cuarto gol y que, paralelamente, Perú bajara los brazos, tampoco es material de suspicacia dado que la selección del Rimac se dedicó a evitar que las cifras fueran más abultadas y esmerarse un poco en acortar las cifras. Quienes cuestionan la legitimidad del partido (y en Internet no son pocos; basta con poner la variante “Argentina-Perú Mundial 1978” en Google para detectar, al menos una decena de referencias noticiosas, incluyendo reportajes en vídeo acerca del supuesto tongo), han usado como argumentos en la defensa de su tesis, y sólo desde el punto de vista futbolístico, los errores de la zaga peruana y la baja ostensible, tanto futbolística como anímica, de los jugadores ya tras el primer gol de Argentina. Lo cierto, y tal como lo exponen quienes comentan el partido en el vídeo mismo, es que Perú no volvió a enfrentarse con Brasil (la principal selección afectada) durante varios años, por lo menos en encuentros oficiales.
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Como corolario, hubo una serie de jugadas que difícilmente pasaron inadvertidas y aquí las detallamos: 10’ y 15’: Se producen las dos primeras ocasiones claras de gol y ambas de Perú: en la primera Muñante queda mano a mano con Fillol por la derecha, tira y la pelota da en el segundo palo; en la segunda Oblitas, tras una jugada urdida entre Velásquez y Cueto, se escapa por la izquierda quedando sólo frente al portero, pero su disparo a media altura no alcanza a rozar el segundo palo.
21’: El primer gol de Argentina es, igualmente, su primera llegada de peligro. El tanto es de Kempes: tras una arrancada desde atrás y una pared, se saca de encima a un rival y anota. 25’: Tras el gol Argentina profundiza más. Aunque salvo en el gol no tuvo ocasiones claras, ya tiene aproximaciones tanto a ras de piso como en juego aéreo con Passarella, Kempes, Bertoni y Luque como protagonistas.
27’: Ortiz se genera la mejor ocasión para aumentar el marcador tras el gol de apertura. Recibe una pelota que lo enfrenta a Quiroga, pero éste obstaculiza bien el remate del delantero trasandino.
30’: Todavía con la mínima diferencia en el marcador, se produce una situación bien curiosa: en una jugada aparentemente intrascendente, Cueto queda resentido, el árbitro advierte la situación y para el juego. Llegan unos asistentes con una camilla y se ve a Passarella ansiosa y enérgicamente pidiéndole al referí que apure la situación y saquen de la cancha al jugador en camilla. Finalmente Cueto se pone de pie.
37’: Se puede concluir cierta tendencia: Perú llega poco al área rival, pero Argentina tampoco logra profundizar mucho. El gol de Kempes y la ocasión desperdiciada por Ortiz es la más clara. El partido sigue siendo trabado.
38’: Luque se pierde una ocasión propicia de gol teniendo sólo de oposición del arquero de Perú, pero el balón cruza la boca del arco y, al otro lado, Bertoni lo agarra, engancha y es derribado por un defensor. No obstante el juez no cobró penal porque interpretó que la pelota previamente pasó la última línea del campo de juego.
39’: Argentina llega más a fondo. Luque se genera otra buena oportunidad con un disparo desde unos 20 metros. Luego Kempes, Passarella y Larrosa tienen oportunidades para convertir, pero no lo consiguen.
43’: Tarantini, de golpe cabeza, aumenta las cifras. Dos a cero queda el marcador. 45’: La forma algo desganada con que el peruano Roberto Rojas se aproxima al balón para un saque de costado en terreno propio, revela en cierto sentido algún tipo de anticipada resignación por parte de su selección.
46’: Finalizado el lapso, con apenas un minuto de descuento, Olguín le reclama al árbitro que debió haber dado más tiempo de adición. Argentina ganaba 2×0. Le faltaban dos goles más para acceder a la final.
SEGUNDO TIEMPO
4’: Se produce el tercer tanto. El autor es Kempes, tras combinación con Bertoni luego de un centro de pelota detenida de Olguín. La jugada fue algo trabada. Dos de los goles albicelestes han sido de pelota muerta. Hay que agregar un elemento no menor: en la jugada previa, posteriormente a un error del argentino Gallego, el juez de línea ubicado en el sector trasandino levanta la banderola decretando fuera de juego de Cubilla. Da la impresión, no obstante, que el peruano está en posición lícita.
5’: Argentina anota el gol que le asegura su paso a la final. En gran jugada colectiva: 10 toques (incluyendo tres golpes de cabeza) tuvieron lugar antes de que Luque se lanzara en palomita tras combinación, igualmente aérea, con Passarella. Pudiese pensarse inicialmente que Luque recibe la esférica en posición de adelanto, pero no es así. ¡Golazo! 4 a 0 el tanteador.
10’: Argentina se “desata”. Deja atrás la fría y calculadora imagen del primer tiempo: se suelta, domina, toca, llega y controla a un rival cuyas fuerzas han disminuido.
20’: Se mantiene la tendencia aunque Argentina baja el ritmo. Perú intenta aproximarse, pero con escasa convicción.
22’: Argentina consigue el quinto gol. Gran jugada colectiva aunque menos vistosa que la de la cuarta anotación: cuatro toques. La gran patriada la hace Ortiz, que se arranca casi sin gran oposición por la izquierda, ingresa al área, no alcanza a llegar a la línea de fondo y regala un pase rasante a ras de piso a Houseman, a quien sólo le basta tocar para convertir (Houseman jugó en 1982 en Colo Colo: fue parte del equipo que fue campeón de la Copa Polla Gol y se adjudicó una liguilla clasificatoria a la Copa Libertadores).
26’: Houseman casi anota nuevamente: eleva. La tendencia del segundo tiempo se mantiene, pero con Argentina adueñada completamente del partido.
27’: Error garrafal de Gorriti. Absurdamente el peruano pierde el balón en una jugada intrascendente, lo captura Larrosa quien por la izquierda llega al área rival igualmente sin mucha oposición y da el pase a su costado derecho para que Luque convierta el sexto tanto. Ya era 6 a 0.
A partir de ahí, el partido siguió en lo formal, pero como expresión de fútbol neta ya había terminado. Argentina clasificaba a la final del mundial que organizó. Y fue campeón.

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