Por Jorge Sherman
En el origen de la izquierda y del movimiento popular anticapitalista del siglo XIX hasta el neoliberalismo de hoy, observamos fenómenos parecidos: la izquierda se fragmenta, se pelea, se divide, y hasta se manda matar (Stalin a Trotsky, amén de a cientos de miles de “contra-revolucionarios”, a juicio de Koba, el bigotudo georgiano: trotskistas, bolcheviques “desviados” y demás “disidentes”).
En el caso del comunista Marx, debió lidiar con múltiples facciones (proudhonistas, bakuninistas –en castellano parece una broma, los que te vacunan-, blanquistas y otros iluminados y mesiánicos de distinto pelaje), que se disputaban el control de la Internacional, la primera organización universal de los trabajadores, es decir, del nacimiento del movimiento obrero y su organización “unitaria”.
“El Moro” y Engels al fin se cabrearon (La Haya, 1872), pues la división no llevaba a ninguna parte y diseñaron una estrategia conspirativa extraña: propusieron a través de la voz de Engels, trasladar la dirección (Consejo General) de la Internacional a Estados Unidos, lo que significaba su muerte, debido a que el centro del naciente movimiento obrero estaba en Europa y no en el centro-norte de América. Un delegado pro Marx se negó porque la Internacional perdería el liderazgo de “El Moro”. Otro de sus aliados señaló que trasladar la sede a Nueva York era igual a trasladarla a la Luna.
Marx y Engels lo lograron con apoyo de delegados anarquistas, gracias a un voto “mayoritario” pero muy dividido (26 a 23 y 6 abstenciones). Paradoja, el gran enemigo de Marx en estas lides era el líder anarquista Mijaíl Bakunin. A quienes les interesen las lindezas de esta tensión en los anales del movimiento obrero naciente, los invito a leer la biografía llamada simplemente Karl Mark, del escritor y periodista británico Francis Wheen (está en castellano en librerías).
Los bolcheviques enmendaron la plana divisionista antes de medio siglo. La conexión más que simbólica ya existía. En 1911 se suicidaron juntos en París los esposos Paul Lafargue y Laura Marx, hija de “El Moro”. Lenin habló en el entierro, según nos relata Wheen: “El principal orador en el funeral por ambos fue un representante de los comunistas rusos, un tal Vladímir Ilich Lenin, que dijo que las ideas del padre de Laura se pondrían en práctica antes de lo que nadie podía suponer” (386).
Ni que decir tiene, fue Lenin quien lideró aquello del “centralismo democrático” (un oxímoron) y “la dictadura del proletariado” (es decir, de la nomeklatura, sus operadores políticos, y sus represores de los aparatos de “seguridad”). Generaron, qué duda cabe, mirados desde el presente, un desastre de marca mayor para los pobres del mundo que decían representar.
Koba hizo su agosto llamándose leninista (Lenin escribió en una carta: ¡ojo con Stalin!). ¿Recuerdan ese libro infame que supuestamente escribió el georgiano?, denominado Cuestiones del leninismo (1926). La versión completa está en Internet; le recomiendo al lector fumarse un pito, o tomarse un trago o un té verde, y reírse de pena por la tragedia que engendró. Si no, es intragable este panfleto reduccionista y latero. O, si uno no quiere evadirse para poder aguantarlo, literalmente lo más adecuado es tirarlo desde ya por la ventana. Sobrio no recomiendo leerlo, ni menos regalárselo a un hombre o una mujer revolucionaria auténtica que un@ desee conquistar. Apuesto 99,9 a 0,1 que le irá mejor con una rosa o los Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
He optado por esta entrada bizarra para poner en el tapete y en perspectiva el dilema de la izquierda hoy en Chile. Mi punto es muy simple: su división no conduce a parte alguna.
¿Qué Frente Amplio?
Lo que llamo la “izquierda descalza” es una metáfora de ese variopinto abanico de pequeños grupos de izquierda que, para no latear al lector con detalles, fueron en cinco listas a las elecciones municipales: Ecologistas, Humanistas, Igualdad e Izquierda Libertaria, Justicia y Transparencia, y la suma de Revolución Democrática y el Movimiento Autonomista. En conjunto obtuvieron el 7,3% de los votos válidamente emitidos. Y 55 concejales de 2.237, es decir, un 2,5%. Si hubieran ido unidas las 5 listas podrían haber obtenido, en teoría, hasta 163 concejales.
La generación de un primer Frente Amplio (FA), creo, pasa por la unidad de estas fuerzas en torno a un proyecto anti-neoliberal de país, a la generación democrática de un programa de gobierno, a la elaboración de una lista consensuada parlamentaria para 2017, y de un@ candidat@ presidencial para el próximo año que transmita con claridad y empatía al electorado nuestras ideas y programa.
Hablo de un primer Frente Amplio porque pienso que es necesaria una distinción entre la nomenklatura y los operadores políticos del PS y el PC, y el pueblo que vota por ambos partidos, pueblo atrapado aún, siento, en la lógica de la Nueva Mayoría y en el clivaje del Sí y el No del plebiscito de 1988. Quiero creer que ese pueblo PS y PC se sumaría a un segundo Frente Amplio, como intuyo con fuerza que lo hizo votando por Sharp en Valparaíso. La diferencia entre el primer y el segundo Frente Amplio no es menor, si consideramos que el PS obtuvo en la municipal de concejales un 10,7% y el PC un 5,5%. Sumado al primer Frente Amplio llegamos al 23,5% del electorado.
Realicé un ejercicio acotado a partir de las elecciones municipales recientes, proyectándolo a las de diputados de 2017, y los resultados son sorprendentes. Lo hice por azar y porque vivo en Ñuñoa. En el Distrito 10 (Providencia, Santiago, Macul, San Joaquín, La Granja y Ñuñoa) el primer Frente Amplio obtuvo el 18,8% en la elección y elegiría 1 diputado de 8. El PS más el PC lograron un 17,4% y elegirían un segundo. Y si sumamos al PRO en la lista, con un 3,8%, un tercer Frente Amplio, serían 3 diputados a partir de un 40% (se necesita un 12,5% para asegurar 1 diputado en este Distrito).
Agregar al PRO, a mi juicio, es válido. ¿Quién soy yo para excluir a nadie? ¿Por qué desechar al pueblo PRO? Siempre y cuando MEO, opino, se vaya para la casa y retome su labor de pasarse películas.
El Frente Amplio, me parece, debe excluir a quienes han cruzado el dinero mal habido con la política. Pero tengo una duda muy simple: si MEO es condenado y/o baja su carrera presidencial, ¿qué hará el pueblo que vota por el PRO? La verdad es que no tengo idea, para mí es ciencia ficción. En todo caso, este tercer Frente Amplio, con el PRO que obtuvo el 4% a nivel nacional, llega a partir de las municipales de concejales en 2016 a un 27,5%.
Si el lector quiere agregar a la IC y a Más Región, el porcentaje sube a 29,4%. Yo al respecto me asilo en la Quinta Enmienda, porque la verdad sea dicha, mi verdad, por cierto, no entiendo qué pretenden la dirección de la IC y Más Región, excepto agarrar migajas del poder aliados a la NM. Espero sí que los 86 mil electores de la IC y Más Región opten por el FA.
No me den, díganme dónde hay
Con justa razón algún lector podría decir, por qué no un cuarto Frente Amplio que incluya al pueblo PRSD, PPD Y PDC. La verdad es que no me atrevo a tanto. En primer lugar, conozco menos a estos electores y, segundo, creo que se mueven por otras lógicas que no comprendo bien. Son y no son, pienso yo, uno nunca sabe lo que son.
Los radicales desde la década de los años ’30 del siglo pasado se aliaron primero con la izquierda, luego con la derecha y con todos a la vez (divididos en 3 grupos en la época de la UP), y al fin formaron parte de la Concertación y ahora de la Nueva Mayoría (NM). Y en orden temporal inverso, fue el proceso de la DC. Primero con la derecha contra Allende (1964 y 1971-1973), luego con la “renovación socialista” contra la dictadura y luego la Concertación por más de dos décadas, y en 2013 además con el PC en la NM.
No sé si es una broma o un aforismo respecto a los radicales, pero la escuché desde niño: “No me den, díganme dónde hay”. Lo heredó la DC y luego el PPD como parte del centro político. Y ahora el PS y el PC (me refiero de nuevo a su nomenklatura y los operadores políticos que designan).
Me junté hace unas semanas (yo divago paseando por la ciudad), con una antigua amiga a almorzar en el restorán Peyo de Manuel Montt, y me contó que en entorno de la NM pro Insulza-Lagos estaban ya coqueteando con Guillier. Me quedé mudo, pensé y le dije: “La miel atrae a los osos”. Mi amiga rió. Que me digan dónde hay y allí vamos, así funcionan, pensé al llegar a casa. Ahora el PS y el PPD tienen detenido su proceso de proclamar a Lagos.
Francisco Vidal dijo hemos de esperar hasta enero en el PPD, que Tarud tenía ahí su opción versus Lagos. Y en el PS se bajó Isabel Allende, se detuvo la proclamación de Lagos y Camilo Escalona dijo que no entendía el nerviosismo de los seguidores de Allende de moverse a Guillier, una vez que Isabel Allende se rindió. Para defender la unidad del PS, dicen. Y ahora aparece José Miguel Insulza. Los socialistas son seres curiosos, digo yo, desde que existen en este país nunca han estado unidos. Los ultras del PS en 1970-1973, liderados por Carlos Altamirano, le hicieron la vida imposible a Salvador Allende.
Raya para la suma de este apartado. Los radicales, ninguneados por la Concertación y la Nueva Mayoría durante más de un cuarto de siglo, descubrieron que Guillier es donde hay, y allí vamos, hasta le armamos un programa de gobierno, total el papel aguanta todo. Y ahí detrás los PS que no creen que Lagos pueda ganar, y ahí irán los PPD y los DC si el ex presidente y el Panzer no remontan en las encuestas, mientras el senador-periodista irónico y risueño sigue creciendo.
¿El PC qué hará? Probablemente lo mismo, ir detrás de la marmita donde hay. Dentro de la NM podría obtener 6-7 diputados en 2017, y solo 1 si corre solo. ¿El camino propio de la DC con Walker o Goic? Difícil, pienso, si ni siquiera leyeron el programa de Bachelet 2.0 con tal de sumarse al cocktail de palacio, todo era saber dónde hay y dónde puede haber de nuevo en el futuro. Con su 12,8% actual la DC no llega sola casi a ninguna parte: obtendría 13 diputados de 155, en tanto que en la NM 26-28 (véase el estudio de académicos de la UDP, dado a conocer por El Mercurio el 21/11/2016).
Ya les conté, yo divago. Mi padre, un viejo comunista, muerto en 2013 a los 89 años, que recibió la medalla Elías Lafertte por sus 50 cincuenta años de militancia en el PC, me dijo a fines de los ’80: “el PPD no tiene estatutos” (me imagino que en su mente estalló lo del “partido instrumental”), con lo que me quería decir, creo, no tiene principios fijados en la letra: la letra con sangre entra, aprendí yo de chiquitito (ya tengo 60 años). La verdad es que no tengo idea ni me interesa si el PPD tiene estatutos, pero sí constato que hoy no tiene principios ni valores, si no que expliquen por qué SQM financió al partido de Lagos-Bitar-Tohá-Vidal et. al. Y lo mismo corre, con sus propias aristas, para elPS, la DC y el PRSD.
En síntesis, el centro político chileno desde fines de los años ’30 del siglo XX hasta el día de hoy, radicales, democratacristianos y pepedés, no son a mi juicio muy comprensibles desde la perspectiva de un Frente Amplio de izquierda. Se han movido en una lógica ambigua, instrumental y fluctuante, olisqueando dónde hay o puede que haya más adelante. Que al menos parte del pueblo progresista del PPD-PRSD-PDC votaría por el FA es harina de otro costal, pero no me atrevo a pronunciar al respecto.
A fin de cuentas
Postulo con respeto que la izquierda descalza se tiene que olvidar de viejas rencillas, chicotear los caracoles, transmitir un optimismo cauto, y conformar el primer Frente Amplio ya referido. Definir su ideología-fuerza (el discurso de las ideas), armar su programa de gobierno, y de ahí a la lucha contra el duopolio neoliberal. Y ver cómo amplía su base de apoyo con miras a las parlamentarias y presidenciales de 2017.
Todo se está moviendo, cada paso que demos es como si estuviéramos jugando ajedrez:
¡A ver si en marzo 2022 coronamos en La Moneda a nuestra reina o a nuestro rey!
Artículo publicado en El Desconcierto, previamente autorizado por el autor