Fotografía/Texto: Sebastián Henríquez
http://fotografiacallejera.tumblr.com
La fotografía callejera es capturar lo punzante de la vida, atrapar el punctum en un constante desafío de studium. Es ponerte a prueba en la jungla de cemento, es hacer visible lo invisible, es capturar la cultura de lo cotidiano como si se tratase del más importante hecho histórico, es alejarte de la basura de los matrimonios y las modelos. Es generar contenido jugándote el pellejo, desafiar tus miedos internos, es quitarte los lentes de cuero.
Todos tenemos la capacidad de observar pequeños eventos que nadie más nota, ese pequeño detalle que hace la fotografía en nuestros ojos sin la necesidad de una cámara; es el fotógrafo callejero quien vive de eso. Y no se sólo trata de los vagos y ebrios, eso es simplemente un cliché, se trata del spectrum, de sus historias, de su singularidad en este mundo tan homogéneo.
¿Cuántas veces viste a ese hombre en la esquina? Día tras día, durante años y años, has pasado frente a él. Es invisible. Su existencia es meramente física; pero si notarás cuando no esté, cuando esa esquina esté vacía y otro tome su lugar para repetir el ciclo.
Don Raúl, siempre estuvo en la esquina de Colón con Errazuriz en Osorno. En su tienda podías encontrar el cargador de celular que quisieras, algunos usados -que compraba en hospedajes ya que ahí siempre los dejan los viajeros de paso- y otros nuevos, en cajas de colores. Siempre se le veía en esa esquina, en su tienda hecha de alambres y tablas, con su guitarra desafinada y una vieja biblia; hoy, Don Raúl, ya no está.
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La fotografía callejera es capturar lo punzante de la vida, atrapar el punctum en un constante desafío de studium. Es ponerte a prueba en la jungla de cemento, es hacer visible lo invisible, es capturar la cultura de lo cotidiano como si se tratase del más importante hecho histórico, es alejarte de la basura de los matrimonios y las modelos. Es generar contenido jugándote el pellejo, desafiar tus miedos internos, es quitarte los lentes de cuero.