Por Camila Vallejo D.
Quisiera partir diciéndoles que me siento inmensamente feliz con mi embarazo, al igual que Julio, mi familia y todos mis seres queridos.
No es habitual que una mujer tenga que salir a dar explicaciones a la opinión pública sobre los motivos o razones que la llevan a tomar la tan importante decisión de traer un hijo al mundo, a este mundo. Sin embargo – dados los últimos acontecimientos y porque creo que hay que decir las cosas que uno piensa y siente abiertamente- considero importante expresarles, ya no sólo a mis cercanos, sino que a todos y todas ustedes lo maravilloso que ha sido y es para mí este proceso.
Con Julio, en los años que llevamos juntos, hemos pasado por momentos muy difíciles como también muy felices, hemos podido construir grandes cosas y compartir momentos determinantes en nuestras vidas como cualquier pareja de este mundo, pero la verdad, nada ha sido tan importante y tan deseado por nosotros como la espera de este nuevo ser.
No ha surgido de cálculos ni frivolidades, sólo de nuestro amor y de nuestra juventud que es más que una cuestión de edad, sino que es de energía y convicciones, las que se reafirman mucho más ahora que dentro de mi crece otra potente razón para seguir luchando por un país sin abusos, verdaderamente justo y más feliz, que es donde quiero que crezca mi bebé.
Muchos se preguntan si la campaña será una dificultad para mi embarazo o al revés, si mi embarazo acaso no será una dificultad para mi campaña. Quiero decirles a todos y todas que nada en esta vida, menos en este país, es fácil, y que son millones las mujeres que llevan sus embarazos en contextos probablemente mucho más adversas que yo.
Miles de mujeres enfrentan sus embarazos trabajando en condiciones laborales muy precarias, teniendo que estudiar y trabajar a la vez, teniendo que mantener hogares completos, trabajando en regiones y condiciones geográficas extremas, inmersas en el abandono y la pobreza, luchando en organizaciones por sus derechos o simplemente afrontando grandes problemas familiares. Todas esas mujeres anónimas, sacan día a día las fuerzas y las garras para salir adelante y no creo que mi caso tenga que ser una excepción.
Pero quiero agregar algo, el embarazo, cuando es asumido como una decisión, libre e informada y con amor, podrá tener sus consecuencias físicas, pero la fortaleza interna que te brinda es inimaginable y, tal como me decía hace un rato una gran persona, no sólo te hace crecer la barriga, sino que también el corazón. Creo que no hay nada más cierto en eso.
Hace rato que he tomado la determinación, por deber y por querer, de adentrarme en la política transformar, junto a muchos otros, este país, cuestión que probablemente llevará gran parte de mi vida. Si la campaña hubiese sido razón suficiente para posponer un embarazo, creo que las batallas que tendré que afrontar más adelante me hubiesen tenido posponiendo esto hasta el infinito.
Hoy, mi felicidad se consolida con el apoyo de mi familia, de mi pareja, de amigos y de mi organización política, cuestión que es y será fundamental para sacar adelante mi embarazo y esta campaña en la comuna que me vio crecer.
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