En diciembre de 2013, a los 82 años, nos dejó un gran humanista y luchador social, el padre Alfonso Baeza Donoso, primer vicario de la Pastoral Obrera del Arzobispado de Santiago y ardiente defensor de los presos políticos y de los trabajadores durante la dictadura.
Al recordar su obra, imposible no pensar en uno de sus persecutores, el pinochetista Andrés Chadwick, funcionario del piñerismo. Uno de los delitos del querido sacerdote, fue calificar como montaje los antecedentes del llamado “Caso Bombas” y tener la osadía de solicitar al gobierno de la época, de Piñera, que pida perdón a los jóvenes imputados por calificarlos de terroristas a priori sin haber sido juzgados.
Monseñor Baeza Donoso fue un reconocido miembro del Consejo Asesor de la Vicaría de la Solidaridad, institución creada para proteger a las víctimas de la dictadura. Para los más jóvenes, es bueno recordar, que en esa época se denostaba con furia a los sacerdotes que asumían la defensa de las víctimas de las violaciones a los derechos humanos. Baeza fue siempre de la causa de los perseguidos y de los obreros en la Pastoral Obrera.
Los chilenos -y sobre todos los familiares de las víctimas de violaciones de DDHH- y de cuanta injusticia ha acaecido en Chile desde el golpe militar de 1973 en adelante, siempre vieron al Padre Alfonso Baeza peregrinar por las cárceles, visitando detenidas y detenidos, sin importar su condición social ni política, y en sus últimos años de vida, debió enfrentar también los abusos cometidos durante los gobiernos de la Concertación.
En cambio este Chadwick, que también persigue a los combatientes que enfrentaron su dictadura, en su currículo se ufana de haber sido miembro permanente de la Tercera Comisión Legislativa de la Junta Ilegal de Gobierno del general Pinochet, siempre atacó al Padre Baeza, enrostrándole que: “nunca se ha equivocado y sigue siendo un hombre de una sola línea, porque siempre ha defendido a extremistas, terroristas y violentistas”. No se limitó a esas expresiones, lo amenazó: “quien se mete a realizar acusaciones de carácter político, se metió en un terreno donde le van a responder”. Para la derecha extrema, denunciar la injusticia es meterse en política. Quisieran que nos comportemos como un pueblo de borregos y aceptemos mansamente los privilegios y abusos con que han construido el Chile actual. Por fortuna los chilenos -y sobre todo los jóvenes- están de nuevo incursionando en la política, única forma de terminar con la injusticia imperante en nuestra patria.
El pueblo chileno siempre estará agradecido de sacerdotes como el padre Baeza, que en los momentos finales de su vida era párroco de la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús. Por su defensa permanente de la vida hoy se le recuerda en esa iglesia. Por el contrario Chadwick, sólo tendrá figuración mientras sirva a la derecha, hasta el momento que ocupe su verdadero lugar, en el estercolero de la historia.
Gracias Monseñor Baeza.
Construyamos un Chile Digno
José Miguel Carrera @JosMCarreraC