Libro de cuentos reúne alucinantes historias de fútbol amateur
“A matar”
Pablo Otaiza
Emergencia Narrativa
“Existen muy buenos jugadores de fútbol y muchas historias de constantes fracasos, dignas de ser contadas”, señala el autor.
Un eterno suplente encuentra el remedio contra la soledad en la banca de su equipo. Un talentoso jugador se refugia en los clubes a lo largo del país para ocultar su extraña longevidad. Un revolucionario operativo político se fragua en las canchas de un disputado torneo. En un pequeño pueblo aficionado al fútbol y al trabajo, un delantero con doble vida mete goles en el día y trabaja en las esquinas por la noche. Éstas son algunas de las historias de “A matar”, de Pablo Otaíza, libro que reúne una serie de relatos inspirados en el fútbol amateur, el deporte más popular de Chile.
Lejos de los sueldos millonarios, el frenesí mediático y la épica de los grandes partidos del fútbol profesional, en los barrios la pasión futbolera se vive entre canchas de tierra, barras bravas y jugadores que combinan la rutina diaria con el amor por la camiseta. Es ese fervor el que Pablo Otaíza retrata en estos cuentos, por donde transitan el humor, la nostalgia, la política y hasta la fantasía.
Pablo Otaíza es escritor y dramaturgo. Ha publicado cuentos en diversas antologías nacionales y sus relatos han aparecido en volúmenes editados en Argentina y España. Ha obtenido reconocimientos en el Concurso de la Biblioteca Alonso de Ovalle en Santiago (2007), el Concurso 100 años de Museo de Bellas artes de Santiago “Relatos de Colección” (2009) y el primer lugar en el concurso de microrrelatos “Escribir por Escribir”, en España (2011). Es autor del libro “Brevarium y otros cuentos”.
Además de ser un escritor, ha jugado al fútbol desde temprana edad, experiencia que lo inspiró para escribir este volumen de cuentos: “La principal inspiración surge de la enorme cantidad de historias que rodean el fútbol, pero no ese fútbol televisado, si no el que se juega cada fin de semana en canchas de tierra, acompañado por familias completas, por poblaciones que llenan buses para ir a visitar algún rival y poder defenderse y marcar presencia y superioridad. Es un mundo en el que alguien débil puede morir. Así de fuerte, pero también es un lugar donde alguien duro y bravo puede darse el lujo de llorar por una derrota, mientras todos lo entienden y acompañan sin decir nada”, señala Otaíza.
Si bien sus historias transitan por diversos estilos, hay un tema que cruza las vidas de estos personajes: el fracaso: “Ese mundo me apasiona y también el del fracaso, por eso elijo el tema del amateurismo para desarrollar las historias, porque es ahí donde vemos o en su defecto oímos historias íntimamente ligadas con el fracaso. Abundan los jugadores que casi fueron profesionales, que casi salieron de la pobreza, que por culpa del destino –nunca de ellos- no pudieron brillar”, explica el autor.
-¿Cuál es tu relación con el futbol amateur? ¿Cómo lograste el acercamiento para escribir acerca de él?
-He jugado fútbol desde siempre, de hecho, en un texto escribo que “soy mejor futbolista que escritor”. He estado en camarines de fútbol desde los ocho años, aprendiendo de la vida entre vendas, medias sucias y zapatos con tierra. Tuve un coqueteo con el fútbol profesional pero la cancha de tierra, el potrero, fue más fuerte. He compartido camarín con jugadores extraordinarios, que se quedaron en el camino por culpa del alcohol, de las pocas oportunidades o de las malas decisiones. Vengo de una familia de futbolistas amateur, de gran talento. Mi hermano y mi papá son de los mejores jugadores que he visto en mi vida y eso lo pueden corroborar cientos de personas. Conozco muchas canchas, algunas extremas, en cerros de Valparaíso, en los valles del interior, en el desierto, en alguna caleta de pescadores. Y en todas hay un denominador común: existen muy buenos jugadores de fútbol y muchas historias de constantes fracasos, dignas de ser contadas.
-En el último relato, reflexionas acerca de la relación entre literatura y fútbol. ¿Cuál es tu visión hoy en día acerca de ella?
-Hoy en día, y según lo vengo escribiendo hace diez años, el mundo del fútbol y de la literatura viven un acercamiento. Es algo hermoso. Es más que un affaire, es una relación en vías de consolidarse. Siempre corrieron ambos mundos de manera paralela, sin toparse, salvo contadas excepciones, hasta que ocurre una especie de explosión. A los “intelectuales” no les importa decir que disfrutan de un partido de fútbol o que son hinchas de algún equipo. Salieron -salimos- en masa del clóset futbolístico. Tal vez la muerte de Borges trajo consigo la opción de hablar a favor del fútbol. Borges odiaba el fútbol porque no lo entendía, decía que no le gustaba porque los jugadores no se juegan la vida, sin embargo, nunca se acercó a un arrabal bonaerense a ver un partido en una cancha de tierra. En ese lugar, entre gritos, sudor, cabecitas negras y armas, podría haber comprobado que estos jugadores, efectivamente se juegan la vida en cada partido. Es más, se juegan la vida en cada balón disputado.