…Se trata de un sueño que tuve hace algunos años. No todos nos atrevemos a contar esta clase de rarezas. Los hombres importantes creen que si cuentan sus rarezas se disminuyen. No las cuentan pero las tienen. Yo no soy un hombre importante. Voy a contar mi caso. Hace algún tiempo tuve un sueño muy impresionante. Soñé que iba en un asiento aislado del tren a Valparaíso. De pronto el tren se detuvo con fuerte golpe de ferralla, de palancas, de freno y de rieles. Se escucharon gritos agudos de pánico. Aparecieron por las puertas del fondo unos individuos con las caras tiznadas y pistolas apuntando a nuestras cabezas. No hice caso de sus gritos de arriba las manos. Todos hicieron caso menos yo. Saqué mi revólver Smith y Wesson, heredado de mi padre, que ahora mismo veo, Número 222746. Patente enr. 24-66, reissue 82.
Sigo con el sueño. En vez de levantar los brazos apunté a uno de los bandidos. Lo maté. El otro me hirió de un balazo en el pecho, pero seguí disparando y lo derribé. Entonces caí muerto, como he deseado, de pie y en pocos segundos, no en cama, entre chatas, potingues y frascos.
Joaquín Edwards Bello.
Foto de Kilber Salas.