¿Son los grafiti que dejaron en los años setenta la banda de punk londinense tan relevantes para la historia de la humanidad como la pintura rupestre? Los arqueólogos británicos así lo creen: para ellos representa el final de la fe en el “progreso humano” que empezó con nuestros antecesores.
Llevo dos años recorriendo las calles del West End londinense en busca de enclaves vinculados a la historia de la música pop. El abanico de sitios abarca desde el callejón en la parte trasera del Savoy donde Bob Dylan grabó Subterranean Homesick Blues hasta el club de Mason Yard en el que Jimi Hendrix tocó por primera vez en Reino Unido.
Tenía referencias desde hace tiempo de la conexión entre los Sex Pistols y el número 6 de Denmark Street, pero una mención casual en un programa de radio me hizo descubrir que los Pistols, y más concretamente Johnny Rotten (John Lydon) habían dejado allí un amplio legado de grafiti y que, sorprendentemente, aún se conservaba. Estos hallazgos quedan descritos en el último número de la revista académica Antiquity, publicada esta semana.
En el grafiti que el arqueólogo John Schofield (de la Universidad de York) y yo documentamos en una de la habitaciones sobre la trasera de una tienda de guitarras vintage se aprecian tanto caricaturas de Malcolm McLaren, Nancy Spungen y John Ritchie (alias Sid Vicious), como otros artículos que atestiguan que ese edificio también lo utilizó 4″ be 2″ (una banda creada por un hermano de Lydon, por Jimmy).
Toda una leyenda
Pero la importancia de este enclave supera la del llamativo grafiti. Desde su polémica entrevista con Bill Grundy en diciembre de 1976, se ha creado toda una leyenda en torno a los Pistols, como la afirmación nada desdeñable de que “eran la banda que no sabía tocar”.
Aún así, el grafiti es una prueba de que la banda ensayó allí durante unos dos años, y de que allí grabaron con Dave Goodman, su primer productor, que aparece en el tristemente célebre álbum pirata Spunk, y en numerosos de los singles de cara B. Son por tanto grabaciones que muestran claramente que eran, de hecho, una banda de rock bastante consolidada.
¿Es el antiguo taller de platería en la trasera del número 8 de la Denmark Street tan relevante como la cueva de Lascaux? Como he estado en ambos sitios, puedo decir que cada uno provoca un escalofrío diferente, un sentimiento de vínculo con acontecimientos del pasado.
Y aunque la comparación podría servir como un gran titular, no me gustaría tener que decidir cuál de los dos es más importante. Porque ¿más importante para quién? ¿Son los acontecimientos que tuvieron lugar hace miles de años automáticamente más relevantes que lo que pasó ayer? ¿Y cómo lo decidimos?
Visión nihilista y hasta profética
El “arte” de Lascaux a menudo se esgrime como vestigio del desarrollo progresivo de los humanos “modernos”. Pero el punk, y los Sex Pistols en concreto, representan un periodo fundamental en el que la fe en el progreso humano empezó a flaquear. En el que la inevitable marcha de la humanidad en pos de un futuro deslumbrante se reemplazó por la sospecha de que “no había futuro”.
En un tiempo en el que este último enfoque goza de una considerable difusión, el lugar en el que Lydon y compañía formularon su nihilista, y quizá profética, visión del mundo podría considerarse que alberga una gran importancia para todos nosotros.