El Movimiento Cinco Estrellas del cómico bloguero ha sido la revelación de las elecciones de finales de febrero. Su programa en contra de la clase dirigente y sus métodos de “democracia digital” cuentan con el apoyo de numerosas formaciones en Europa, que podrían crear un frente común en las elecciones europeas de 2014.
Beppe Grillo tiene un objetivo: Europa. Mientras la política italiana se recupera a duras penas del tsunami que acaba de sacudir al país, en Génova, su ciudad de origen, el líder del Movimiento Cinco Estrellas deja volar su imaginación más allá de las fronteras. Su objetivo declarado es exportar su experiencia a otros países europeos que sufren una crisis económica y política similar a la que atraviesa Italia. “No podemos pensar que hemos hecho todo esto para detenernos aquí, en Roma. Debemos ir más lejos y nuestro objetivo es Estrasburgo en 2014, el Parlamento Europeo. Porque existe una necesidad similar a la de Italia y porque si nos hacemos un hueco en Europa, será un cambio determinante para nuestra época”, declaró a sus seguidores.
¿Veleidoso o visionario? En las últimas semanas, el objetivo se ha vuelto mucho más concreto desde que los debates en la red social Meetup se extendieron más allá de las fronteras y de los idiomas. Los participantes la califican de “revolución”, “una especie de mayo del 68 a través de Internet”. “Esto sólo es el comienzo”, explican Grillo y los suyos a aquellos que les escuchan estos días, y que no son tan numerosos como podríamos creer: el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) mantiene contactos sobre todo en los países de Europa del Este, en Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria. Pero sus miradas se dirigen sobre todo hacia Grecia, España y Portugal: “en este sentido es en el que repito que esto es sólo el comienzo”.
Una “casa” política con la que identificarse
Los temas centrales del movimiento son en primer lugar el medio ambiente y sobre todo, la falta de crecimiento. Los grupos a los que se dirigen son los Indignados, aunque también los Verdes alemanes. No se dirigen a los extremistas de derecha o izquierda, como los griegos de Amanecer Dorado o de Syriza, ni siquiera al FN en Francia. Más bien se trata, como en Italia, de esos millones de ciudadanos unidos por una lucha común más que por ideologías o pertenencias, europeos que hasta ahora no han encontrado una “casa” política con la que identificarse. Moderados, jóvenes, aunque no exclusivamente, como sucede en Italia. “Es evidente que no se asumirá el nombre “cinco estrellas”, pero los programas y los modos de acción son exactamente los mismos. En cada país encontrarán a sus representantes”.
En Europa, la prensa se muestra dividida ante el asunto de Grillo. Manuel Castells, en La Vanguardia escribe que “el carácter experimental de este proyecto, que la emprende contra la política tradicional, es bien claro. Lo han apoyado millones de personas y una gran proporción de jóvenes que se identifican con el deseo de salir del callejón sin salida de las manipulaciones y de la opacidad engendradas con la delegación de los poderes. Pero este sentimiento creciente de distancia entre la sociedad civil y las instituciones políticas se extiende también en España”.
España es precisamente uno de los puntos de partida que podría propagar las ideas del M5E en Europa. El 15 de octubre de 2011, las calles y las plazas se llenaron de jóvenes que reclamaban un mundo nuevo. Eran los Indignados españoles, los Indignés franceses o los Occupy Wall Street estadounidenses. Eran miles de personas. En Italia, se saquearon algunos establecimientos, la policía aporreó por aquí y por allá y luego nada más.
“Un cambio que concierne a toda Europa”
¿En qué han quedado estas protestas? No se han vuelto a escuchar, se han desahogado en las redes sociales, a la espera de volver a organizarse. Italia, el país que interpreta cada fenómeno político de una manera muy particular, tampoco se ha encontrado con unos Indignados en las calles, sino con un movimiento que quería acceder a las instituciones. Y es precisamente lo que ha hecho. Ahora, el nuevo desafío es convertirse en el vector de un idioma común que una al movimiento a través de Europa y más allá y que, como dicen los amigos de Beppe Grillo, sea constructivo. Radical en sus discursos, pero respetuoso con las instituciones. “Ningún gesto de acogida” dicen sus seguidores más cercanos, “a los extremistas, ni a los racistas, porque ya no sirven los ‘vaffanculo’ y los ‘que se vayan todos’. Ha llegado el momento de entrar en el Parlamento”. Y añaden: “se está produciendo un cambio radical de la situación política actual y eso pasa por un cambio en la valoración del mundo político”.
En el extranjero, las reacciones son muy diversas “Italia no sólo ha dado paso a los payasos”, comenta Jonathan Hopkin, profesor de política comparada en la London School of Economics and Foreign Affairs. Responde con firmeza a The Economist, que había interpretado el avance de Grillo y el enésimo regreso de Berlusconi como un lamentable dúo cómico al estilo italiano. “No se trata únicamente de un desafío lanzado contra la política de austeridad, sino contra el sistema tradicional de partidos. La crisis económica ha contribuido a ello, pero la ofensiva de Grillo contra una clase política corrupta y egoísta ya estaba en el aire antes del inicio del declive”, afirma Hopkin: “En toda Europa, la afiliación a los partidos políticos se encuentra en su nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial”. Prueba de ello sería el éxito del UK Independence Party en Reino Unido, del [partido Pirata] en Suecia, del partido anti-islamista de Geert Wilders en Países Bajos y de los partidos populistas como el Frente Nacional en Francia. Concluye con la siguiente frase: “Italia podría abrir la vía a un cambio que concierne a toda Europa”.
El hastío de la austeridad es muy grande
Hasta ahora, jamás había ganado las elecciones en un país europeo un partido contra la austeridad, no desde que la gran crisis económica surgiera en el viejo continente. La España de Mariano Rajoy y el Portugal de Pedro Passos Coelho, son algunos de los Estados donde el rigor sigue siendo la norma. Hace solo una semana, el primer ministro portugués escribía un largo post en Facebook, que firmaba como “Pedro”, y en el que volvía a pedir a su pueblo que hiciera sacrificios. Recibió más de 36.000 respuestas y una de ellas, citando al presidente estadounidense Ronald Reagan, tuvo un gran éxito: “No esperen que la solución venga del Gobierno. El problema es el Gobierno”.
El hastío es muy grande en los países de una Europa que exige desde hace años que nos apretemos el cinturón. El Movimiento Cinco Estrellas propone crear una Unión Europea que se sepa explicar claramente ante sus conciudadanos. “Nunca he dicho”, afirma Grillo, “que quiera estar dentro o fuera del euro. Lo que quiero es información correcta. Quiero un plan B, un plan de supervivencia para los diez próximos años. Luego, mediante un referéndum, decidiremos. Pero primero hay que informar: vamos a intentar comprender cuáles son los costes y los beneficios. Nada más sugerirlo me espetaron: ‘eres un demagogo, un loco, quieres arrastrar a Italia a la quiebra, eres un irresponsable’. Sólo porque dije que era necesario examinar esta hipótesis’. Pero esta idea atrae a muchos italianos y europeos que ven la Unión como lago lejano, perdido en la Asamblea de Bruselas o en el Parlamento de Estrasburgo. Y esta nueva tentativa de diálogo al estilo italiano podría convencer a muchos. Así, cuando todo el mundo observa con inquietud al Parlamento italiano, algunos ya piensan en las elecciones europeas. La próxima cita, en 2014.