La zona de interés

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La zona de interés

Un amigo me dice que algo no le ha gustado de La zona de interés y es el concepto, un poco rebuscado, de la banalidad del mal. “El espectador medio no debería saber sobre ese concepto pero en el filme, me parece un tanto rebuscado”, señala. Tema para discutir. La película es interesante. Es bastante bella -la fotografía- y brutal. Las escenas en el jardín mientras se escuchan las órdenes y los disparos de los nazis en el campo de Auschwitz. La analogía con Hansel y Gretel. Los niños jugando en la piscina mientras, al otro lado del muro, llegan los trenes expulsando humo. Las flores como símbolo de vida y belleza en contraposición con lo que pasaba a cien metros. En Chile y los países vecinos donde existieron dictaduras y campos de exterminio la película debería ser analizada con mucho interés. No creo que ello ocurra en los medios más importantes del duopolio. Han pasado 80 años desde aquello en Alemania y nadie se escandaliza y alega que “hay que mirar el futuro y no quedarse en el pasado”. Cada cierto tiempo ellos revisan ese hecho y lo recuerdan con vergüenza, pero con real mirada de futuro. Más aún cuando una guerra en Europa se hace inminente.
 
 
Mi amigo tiene razón: Jonathan Glazer tenía demasiadas ideas en la cabeza cuando la filmó y ellas se cuelan haciéndola -en algunas partes- un poco confusa. Pero aún así se comprende lo que sucedió en la interessengebiet”, (zona de interés en alemán), término con el que las SS se refirieron a los 40 kilómetros cuadrados que rodeaban este campo de concentración, donde murieron alrededor de 1,1 millones de personas.
Nadie salió indemne de ese lugar. Ninguna familia. Ni siquiera la de Rudolf Höss. La zona de interés en el filme es la familia de Höss. Todo gira en torno a ella. Del paraíso al infierno. Entonces la muerte del núcleo familiar también se quema en el deseo de quedarse ahí -de ambos progenitores-, de hacer su “trabajo” en el caso de él y de formar una familia con todas las comodidades, en el caso de ella. Todo se quema: el amor, los deseos, la paz familiar. Siempre fue así: la zona de interés era el final de unos y otros, aunque nadie lo sabía.
Verla es un ejercicio necesario.
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