Por Hugo Dimter P.
Se acabó el recreo.
Voy como en una película noir y lo digo a viva voz: “Desde hace 15 años escucho reggaetón”.
Es cierto. Lo hago. ¿El mundo no se va a acabar debido a ello.? ¿O sí?
La confesión -exagerando- puede parecer casi de tinte criminal, pero es verdadera. Escucho reggeaton. Al comienzo indirectamente y a regañadientes; ahora con una dosis de admiración en cuanto a todo lo que derivó: el trap, música urbana que está diez años adelantada y que -post pandemia- cambió todo.
¡Viva el trap! Q. E. P. D el reggaetón.
Siendo breve digamos que el trap tiene más narrativa, y es un género con múltiples historias. No solo sexo y más sexo. Hoy todo ha sufrido un giro enorme y pareciera que la gente quiere algo simple que conecte con su vida.
Pero volvamos atrás. En ese entonces, -el 2005- escuchaba mucho be-bop y en un abrir de cerrar de ojos pasaba de Thelonious, Dixie y Charlie Parker a Don Omar, Tego Calderón, Héctor El Father, Alexis & Fido o Wisin & Yandel. Lo sé. Era algo esquizofrénico, pero me sentía inmune. Y lo estuve hasta hace un año, cuando descubrí en lo que se hacía convertido toda esa moda que -pensé- sería transitoria y sin importancia. Pues, vaya destino incierto. Derivó en el trap y ese resultado final tenía algo fresco y distinto. Se derretía como un chocolate en la playa.
Me di cuenta, pero cuando conocí a Benito dije: “Ehhhh, acá hay algo que es innovador y que podría romper los moldes. Benito es Bad Bunny.
¿Qué es esto del trap?”. La pregunta se la hacían otros miles y millones de personas. Tall vez esta crónica sirva para responder esa pregunta.
Algo suena allá afuera
Era el 2005, e inicialmente mis sentimientos fueron de rechazo. No era de mi gusto. Básica, ese es el resumen. ¿Reggaetón? Música burda sin nada a lo que echar mano. La gasolina y Daddy Yankee eran una cosa viscosa y corrosiva con la cual no quería tener ningún contacto. De esa forma, casual, conocí la etapa madura del reggaetón, genero nacida allá por los 90. Habían pasado muchos años (15 para ser exacto) y ahora el ritmo se había masificado, traspasando fronteras y corazones.
Dejemos en claro que desde el 2005 Chile sufría una invasión musical donde nadie imaginaba las consecuencias inmediatas, y a futuro. E iban a ser muchas, tanto sociales como culturales.
El lenguaje del reggaetón se basaba en un simple enunciado de sexo, drogas y conductas visiblemente machistas. Eran los inicios del nuevo siglo y uno desprendía que estos chicos solo querían divertirse en un hedonismo musical más explícito del acostumbrado. El cuerpo femenino era la bandera que flameaba mostrando curvas y carne en exceso.
Acá en Chile se encendieron las alarmas y el nuevo ritmo fue catalogado como peligroso. Y como todo lo peligroso es adoptado por la juventud el reggaetón se masificó desde abajo y hacia abajo; aunque los exponentes, ahora, se tapizaran en oro y diamantes.
“Hay mucha gente alrededor de Latinoamérica haciendo música con la esencia de sus raíces, de su cultura. Así somos los latinos: nos sentimos tan orgullosos de nuestra música, de nuestra cultura, de nuestra lengua, de nuestras costumbres. Y creo que eso hace que las personas sientan ese impacto que nosotros tiramos en nuestra música. Por eso siempre colaboro con gente nueva qué tal vez no todo el mundo conoce, pero que tienen el talento y están haciendo las cosas con pasión”, declara Bad Bunny en un video junto a Natanael Cano interpretando El diablo en un corrido tumbao donde México se mezcla con países centroamericanos en un flow (vuelo) con sabor a ají y la pólvora de las armas cortas.
Hear this music
Todo se originó en las trap house de Atlanta donde vendían crack y los adictos atrapados musitaban incoherencias. Eso fue en USA. Algo parecido sucedía en las calles de esos suburbios de la periferia y barrios olvidados de San Juan y Culebra, en lo que fue La Española.
Reggae y rap se habían fusionado -emanando un sonido portorriqueño propio y único- y explotaron clandestinamente debido a la persecución de las autoridades. Era comienzos de los 90. El supuesto remedio fue peor que la enfermedad. Los chicos podían divertirse y experimentar y eso les gustó. Yo, sin saberlo en ese entonces, sentía que algo me conectaba. Mucho tiempo después asocié que ese sonido, esa música, con raíces portorriqueñas la había escuchado infinitas veces con mi abuelo -cuando yo tenía cinco años- en un disco maravilloso que se llama West Side Story, y que está lleno de contradicciones tan enormes como salir de tu país en busca del sueño americano y terminar con doce en un departamento lustrando zapatos. West Side Story es uno de mis discos predilectos y parte de ese ritmo estaba en mi ADN desde niño. Solo que no me había dado cuenta.
I like to be in America
Okay by me in America
Everything free in America
For a small fee in America
De Daniel Santos a Mike Towers
Los portorriqueños son ciudadanos norteamericanos desde 1917 cuando el Congreso aprobó su inclusión territorial. La histórica Ley Jones.
Puerto Rico es Estados Unidos. Algunos lo señalan como otro estado, el número 51; aunque los portoriqueños no puedan votar en las elecciones americanas. Como se ve el Tio Sam tiene de los cojones a la isla.
Pueblo formado por taínos -locales-, españoles y africanos en sus orígenes estuvo marcado por la rebelión. Pero también es contradictorio: han sido invadidos desde los tiempos de Colon y aún así el año 2015 decidieron que lo mejor para Puerto Rico era la territorialidad: seguir siendo dependientes del american sistem.
Un país de tres millones de habitantes, con una tradición musical fructífera, iba a producir una veintena de exponentes de este famoso reggaetón tan invasivo como el peor virus. Era 1993 y Bad Bunny ni siquiera había nacido. Sin embargo el origen de todo este entuerto está en la figura de los antiguos cantantes como Daniel Santos, pasando o los barrios de Harlem y el Bronx en la década del 50 con la salsa a la cabeza. Y si vamos más a lo hondo nos encontramos con la música jobara, mestiza, con voceadores en décimas, es decir unos rapeadores del tiempo de Colón. Es que ellos siempre han buscado una identidad musical que mutó de la bomba o la plena, luego a la salsa y de ahí ol reggaetón, que luego fue mejorado notoriamente transformándose en trap. Vaya embrollo, no es cierto? Estos centroamericanos son de lo más enrollado. Pero es así la música. Todo se transforma, todo gira en direcciones ocultas e inesperadas.
Hoy me levanté contento, hoy me levanté feliz (Bad crea una música propia)
Benito Martínez es un chico como muchos, pero Bad Bunny es otra cosa. Es el personaje que interpreta Benito y que todos conocen como Bad Bunny, una construcción musical, visual y rupturista como pocas desde la aparición de Michael Jackson. Es cierto. Puros éxitos. Ecléctico, sorprendente. Bad no es Mozart ni tiene la voz de Sinatra pero el chico posee mucho talento. Es capaz de pasar de un estilo a otro sin dificultad. Y quedará en la historia. Por lo menos en lo que surgió post pandemia en todo el mundo. No tiene sello y su caja de Pandora -sin males ni desgracias; sino mucha música y ritmo- fue internet.
Benito a los 16 años comenzó a trabajar en un supermercado con la idea de ayudar a su familia, pero también obsesionado con juntar dinero para montar un humilde estudio de grabación. Quería ser como Vico C. O en realidad algo muy distinto.
“Yo no hago canciones. Hago himnos para que no caduquen”, señala en la letra de Booker T. Y parece que es cierto. Bad diciendo las cosas que nadie había dicho jamás en un lenguaje directo y a la vez repleto de jerga local y anglicismos, produciendo algunas canciones bastante críticas.
“Me siento como un ciudadano regular de Puerto Rico… No llevo 15 o 20 años haciendo esto y teniendo dinero. Yo hace tres años estaba trabajando de empacador con salario mínimo y soy un puertorriqueño de calle. Toda mi gente está unida por una razón y, si yo no me uniera a ellos, no habría estado bien conmigo mismo. No podía ir por el mundo pensando en mi música y en mi bienestar”acota Bad en referencia a las protestas contra el gobernador Ricardo Rossello, quien formaba parte de un grupo de chat privado que contenía mensajes misóginos y homofóbicos.
Si toda una familia se bañaba por turnos en una tina con la misma agua, cada vez más turbia, ahora ni siquiera eso pueden hacer. Pasó el Huracán Maria y se llevó todo a su alrededor en Vega Baja. Benito y Bad están encabronados:
“More than 3,000 people died,” dijo al aire, “and Trump’s still in denial” [Murieron más de 3,000 personas y Trump todavía está en negación], refunfuñó el cantante tras el paso del Huracán María y la nula ayuda de USA.
“Hace tres años yo sentía los problemas del país igual,” declara Bad. “Si subían la gasolina gritaba igual, subían el peaje, gritaba igual. Yo estaba pela’o [sin dinero] y dependía de la beca para poder estudiar. Yo veo los problemas de cerca y me tocan igual porque afectan a la gente que quiero.”
El conejo malo dice -riendo- que en Puerto Rico se habla de política siempre. Y también de sexo. Siempre se habla de sexo y por ello sus letras reflejan lo que sucede en la calle y lo que vive a diario con sus amigos y cercanos.
Nunca competimos
Los taxistas tecnológicos no tienen un correo al cual escribirles. Pero tienen Spotlify y escuchan trap las 24 horas. Y los estudiantes y las dueñas de casa jóvenes y los dentistas y los actores. Incluso yo. Enguarichao. Embrujado por esa música que algunas veces es extraña, pero también una ventisca fresca. Los cantantes más afamados de trap tienen millones de visitas a 003 centavos de dólar por click en la red. YouTube es el principal medio de difusión. Las billeteras y las cuentas bancarias están a punto de explotar. Pero las canciones nacen en otro lugar y bajo condiciones diversas. Cada uno de ellos tiene vidas muy distintas, pero es indesmentible que estos muchachos comprendieron que si estaban unidos podrían salir adelante con mayores bríos. Solidaridad y cero competitividad. La unión hace la fuerza, dijeron y fue así como empezaron a colaborar unos con otros. Hoy una gran parte de los temas son a dos y tres voces.
¿Quienes para destacar? El primero es Mike Towers, Michael para los amigos, portorriqueño, jovencísimo, talentoso, el sucesor, según algunos, de Bad. El segundo es Jhay Cortez quien, en Dakiti junto a Bad, concreta un trabajo perfecto.
Aparrece al mismo nivel el colombiano J Balvin, más sobrio, más romántico, con una decena de éxitos entre ellos Mi gente y La canción, a dúo con Bad.
La cuarta es Nicki Nicole, argentina, rosarina, voz gitana, ha grabado con los mejores y va en alza con un flow único. Único en el mundo; no solo en Argentina. Tiene un témazo titulado Wapo Traketero que debería grabar con Charly García. También tiene otro bastante digno con Mon Laferte. Tanto Towers como Nicole como Jhay Cortez, son fenómenos tecnológicos con un aliado indiscutido como es YouTube. Millones de visitas en esa plataforma. Y otros millones en ITunes.
Maldito conejo cocinando elefantes y tallarines de oro. Millones de malditas conejas y conejitas malas que cantan Y si veo a tu mamá moviendo las orejas y el rabo. Se sacan fotos y las suben a Instagram con los ojos rojos y el aliento a zanahorias. Es una lícita locura. Esos ojos en cruz como si estuvieran apagados por falta de comida chatarra y noviazgos escabrosos. La lucha de clases de los conejos se arregla en bares, conciertos y camarotes de hoteles cinco estrellas.
En Quilicura y Vitacura se escucha trap. Es difícil establecer el motivo. Tal vez sea que la gente no quiere cosas tristes sino multicolores, y que alegren sus vidas, o lo que queda de ellas.
El hoy es todo, pareciera. El futuro no existe y lo único a lo que nos aferramos es a un pasado que, a veces, parece una película o un video clip. Las cosas cambiaron y estos jóvenes músicos, productores y audiovisuales saben que es “su momento”. Tainy, experimenta en FruttyLoop y produce canciones que tienen un flow único: etéreas y de pronto con una velocidad acelerada que baja a cero. El productor va colocando las diferentes pistas, da cuerpo al coro y las estrofas. Pareciera que fueran dos canciones donde una lucha y brega por salir. Se inmiscuye, y pareciera coordinada pero no es cierto: todo es casual. Intuido pero no pensado.
Es trap es la unión de los extremos, del bien y el mal.
Rosalía dice que: “El Benito es un diablillo y es un ángel”. Y si lo dice Rosalia hay que creerle. Pero quién es Rosalia? Es una catalana con voz flamenco que logró llegar a la cima paso a paso. Tiene una voz única. Es muy linda. Y sabe que el trap es un ritmo que le acomoda. Punto aparte: mandó a la mierda a Vox y ellos dijeron que Rosalia no tenía patria y era fácil volar por el mundo en un jet privado. La chica triunfó y tiene un jet, puede entrar en un local nocturno y bailar con las stripoers, la pueden acusar de apropiarse de la música flamenca pero eso no es cierto. Solo le ha dado su toque. Y eso para quienes rezan a la Virgen e invocan lo tradicional es casi un pecado mortal.
Fui a este mundo mágico de las canciones de trap tomado de la mano de una decena de artistas como Sech, Mora, Farruco y la lista suma y sigue. Tainy es un músico que no toca instrumentos pero maneja la computadora y los programas -con los cuales componer- a las mil maravillas. Se dio a conocer a los 15 años con el dúo Lunny Tunes. Es el más talentoso de los productores, siempre experimentando y creando ese mundo mágico burbujeante, fácil de subirse pero imposible de dejar de golpe.
Maldito reggaetón y lo que trajo
He pasado todo el día escuchando trap. Anotando algunas cosas, tratando de entender qué dicen exactamente en sus letras. Del Kush a un amor imposible, de ser peor a mejor, de ir volando a tu encuentro, de chambear, de pichear, de simplemente decir que estamos bien. De recuerdos cuando las cosas eran lindas y no lo sabíamos.
“Pensé que te había olvidado pero pusieron la canción, que cantamos bien borrachos, que bailamos bien borrachos, nos besamos bien borrachos, los dos “. Algunas letras son como bofetadas. Otras son de amores imposibles o de chicas pequeñitas y calladitas que esconden algo.
Son las 6AM y salió el sol. Bad podría ser El Principito.
Benito ayudando a unos vecinos afectados por el huracán y la posterior falta de luz. Benito está forrado y podría, perfectamente, retirarse. Pero él está en su peak y tiene mucha vida por delante. De la risa y de la juerga a la seriedad que provoca una catástrofe natural de esas características.
Diez canciones top en el ranking Bilboard no hacen un todo con la cultura del trap que se vive hoy. Son necesarios otros factores sociales, mentales y políticos para que ocurra. Debido a ello la liberación musical que se vive es extraordinaria en el sentido de un quiebre mucho más amplio que el vivido en otras épocas, ya sea en los 70, 80, o 90. Es una revolución sin duda. Y ello ya tiene un mérito. Todos parecen decir: “Hago lo que se me da la gana” porque estoy cansado de seguir tus malditas reglas. El modelo se resquebraja y una de sus causas es la rebeldía y el espíritu ganador de estos chicos que están convencidos de ser los mejores y colocarse en el número uno del Billboard, lugar siempre reservado para ingleses. Pues bien, hoy el español latino la lleva.
En Puerto Rico la vida no es muy diferente a otros lugares del mundo. La gente trabaja y trata de pasársela lo mejor posible. Con calma y trap. Algunos quieren libertad. Ser independientes. Soberanos. En Latinoamérica algo da muestras de cambio. La música no esta ajena a ese resquebrajar de las antiguas estructuras.
Siempre hablando de política y sexo en Puerto Rico. Un último dato que, tal vez podría interesarle:
El PIP (Partido Independentista Puertorriqueño) propone soberanía absoluta. Es decir el reconocimiento de que Puerto Rico es una república soberana con autoridad plena sobre su territorio y en sus relaciones internacionales con una Constitución que será la Ley Suprema que provea para un sistema de gobierno republicano y la protección de los derechos humanos. Los residentes de Puerto Rico deberán lealtad a, y tendrán la ciudadanía y nacionalidad de la república de Puerto Rico.
Liberta para -como señala Bad Bunny- que uno pueda hacer lo que se le dé la gana. En el trap ya lo hacen; ahora falta el país completo. El mundo, cada corazón y mente.
Y empezar el 2023 bien cabrón. Todos queremos eso. Vaya que no. Con sexo mejor aún.