Cuando la UC estuvo cerca de la Libertadores

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Por Gonzalo Figueroa Cea

En 1993 el elenco cruzado realizó su mejor actuación en el plano internacional: subcampeón de la Libertadores. 

Hace un mes Universidad Católica logró un récord propio en el plano futbolístico que, hasta cierto punto, era cuestión de tiempo: el tricampeonato de la primera categoría a nivel nacional. 26 años atrás:1995, obtuvo la Copa Interamericana, el mayor tesoro de los primeros equipos de balompié albiazules en sus 83 años de historia institucional. Sin embargo, el club de la franja -el tercero en popularidad y notoriedad de títulos en más de un siglo de existencia del fútbol chileno- ya tuvo una marca propia inigualada dos años antes de la conquista de la Interamericana: haber jugado la final de la Copa Libertadores de 1993 contra el poderoso Sao Paulo. 

En el resumen la perdió porque el elenco brasileño sacó claras ventajas en el encuentro de ida, jugado en su estadio: el Morumbí, donde ganó 5 a 1. Pero a la vuelta la escuadra cruzada hizo un correcto partido en el Nacional de Santiago (San Carlos de Apoquindo no calificaba para jugar la final) y venció por 2 a 0 a la oncena paulista. Y allí se selló lo que señala la historia: la UC debió conformarse con el vicecampeonato por diferencia de goles.

Pero antes de esa final ante del equipo de Tele Santana, donde brillaban figuras como Raí y Cafú, Católica había cumplido una gran campaña: primero en el grupo que lo juntó, como ganador de la liguilla de principios de año, al campeón Cobreloa y los equipos bolivianos Bolívar y San José, sólo perdió con Bolívar 3 a 1 en La Paz y obtuvo victorias contundentes contra esa misma escuadra en la revancha: 3×0, y contra San José de visita y como local: 5×2 y 4×1, respectivamente. En octavos de final superó en el global a Atlético Nacional de Medellín 3×2: triunfo por 2 a 0 y derrota de 2 a 1. En cuartos de final venció en las dos ocasiones a Barcelona de Guayaquil: 3 a 1 en Santiago y un épico 1 a 0 como visitante, para pasar a semifinales.

En una de las llaves de esa decisiva fase el rival fue el linajudo América de Cali. En Santiago había ganado el elenco nacional por la cuenta mínima, tanto anotado por el argentino Ricardo Lunari tras un grosero error del arquero Julio Gómez (el titular era el trasandino Comizzo). Arbitró el también argentino Juan Bava en un día de lluvia del 5 de mayo.

Parecía escaparse de las manos

Decía la prensa que la vuelta en el Pascual Guerrero de Cali, fijada para el 12 de mayo, no sería fácil para los de la precordillera. A los 12 minutos de aquel duelo Andrés Romero derribó a Anthony de Ávila en el área albiazul y el árbitro uruguayo Ernesto Filippi cobró penal, el que convirtió en gol el paraguayo Javier Ferreira al minuto siguiente. Y, pese a ser un pleito con más intención de gol del América pero pocas llegadas, el elenco colombiano no tardó en aumentar las cifras: a los 14 De Ávila anotó el 2 a 0 tras una falla garrafal y compartida de la defensa de Católica: López vaciló, Vásquez no alcanzó a cubrir, manoteó Wirth, no alcanzó a despejar Leonel Contreras y el pequeño delantero logró introducir el balón.

Tras esos minutos terroríficos para las aspiraciones nacionales, a los 23 Católica creó su primera oportunidad de gol: Luis Pérez (figura en el Colo Colo campeón de la Libertadores de un par de años antes) no alcanzó a definir porque el arquero Gómez llegó primero al balón.

Como paréntesis cabe resaltar la transmisión de canal 13, cuyo equipo estaba allí conformado por respetadísimas figuras que hoy son parte del recuerdo: Julio Martínez, Nestor Isella, Alberto Fouillioux y Pedro Pavlovic. JM destacó la limpieza en el juego de ambos equipos.

Pero el argentino Juan Carlos Almada (finalmente goleador de esa Libertadores con nueve dianas) descontó a los 31 con un golazo: en campo de los “diablos rojos” cayó Ricardo Lunari y su compatriota hizo inmediatamente un sombrero con el balón al detectar que el meta estaba adelantado en la mitad del área. Tras cartón Católica se recuperó, agarró más confianza en los minutos restantes del primer tiempo y, de hecho, Pérez, Almada y Lunari llegaron con bastante peligro. El portero y la defensa rivales titubearon. Sólo una escapada de Freddy Rincón por la izquierda llevó inquietud al área cruzada. Hubo amarillas para Contreras, de Ávila y el autor del gol.

Nuevos bríos

Iniciada la etapa de complemento, vía tiro libre desde campo propio de Sergio Fabián Vásquez llegó el balón a Pérez, este lo entregó a Tupper, quien le pegó desde fuera del área, pero el disparo fue atrapado por Gómez. Posteriormente, tras una patriada de Lepe por la derecha, quedó sólo Tupper ante el guardavallas pero le dio muy mal. El América tampoco bajaba los brazos: luego de un centro de Cabrera, cabeceó solo Wilson Pérez, pero la pelota se perdió sutilmente detrás del arco. Posteriormente Tupper sirvió un córner y López intentó batir al guardameta colombiano mediante golpe de cabeza. 

Pero las jugadas de riesgos y el vértigo continuaron: hubo Amarilla para Vásquez, una chilena de Da Silva, una falta de Rincón a Lepe, casi un gol olímpico de De Ávila, evitado por un manotazo de Wirth, quien también contuvo la esférica en otra jugada donde Maturana pareció estar muy cerca de anotar; una ventajosa acción del mismo delantero colombiano que, para fortuna de la UC, es trabada oportunamente por López; y nuevas apariciones en el área cruzada de Maturana (un auténtico dolor de cabeza para la defensa chilena), De Ávila, Da Silva y Rincón, pero sin la profundidad deseada para el elenco de Cali.

Y a los 42 llegó el empate: recuperación de la esférica desde campo propio entre Parraguez y Lunari, éste la entregó en forma precisa a Reinoso, quien en velocidad y pelota dominada la devolvió al costado derecho del área adversaria a un Lunari que apareció destapado para derrotar al arquero del América. Otro golazo. Incluso la paridad pudo llegar un minuto antes: sucesión de pases veloces en una jugada parecida, que inició Lunari, prosiguió el paraguayo Cardozo con un centro y una conexión fallida y hacia atrás de Almada, cuyo rebote no alcanzó a capitalizar Reinoso: desvió. 

Y en el último minuto el elenco chileno casi pasó de la gloria al infierno: en un nuevo contragolpe cruzado, Reinoso se confió en una pelota dividida y la reventó a campo de la UC. Esta llegó hasta el área del equipo de la franja, donde Lepe derribó a Maturana. Filippi cobró la pena máxima y el arquero Óscar Wirth adivinó el tiro desde los doce pasos de Alexander Escobar. América, dirigido por Francisco Maturana, no logró desnivelar y no pasó mucho rato hasta que el uruguayo decretó el término del partido. Wirth supo allí que iba a disputar su tercera final de Copa Libertadores (ya con Cobreloa jugó dos: 11 y 12 años antes). Luis Pérez y Lunari, su segunda; y el resto de los jugadores de Católica, la primera y hasta ahora la única del club en el marco del principal torneo de clubes de Sudamérica.

Si deseas recordar este memorable partido haz clic aquí: AMÉRICA DE CALI 2 UNIVERSIDAD CATÓLICA 2  

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