La violencia de Idea Villariño

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Por José Miguel Carrera

EL OTRO: lo que usted quiere saber es, en cierto modo, el arte de morir.
EL HOMBRE: al parecer es el único arte que hemos de aprender.
El Arte de Morir, Friedrich Durrenmatt.
En el año 1972, en la República Argentina, fue publicada la “Antología de la Violencia”, de la escritora uruguaya Idea Villariño. Esta obra formaba parte de la Colección Mira de Schapire Editor y en su primera versión incluyó una dedicatoria: “A los compañeros del pabellón 42, a R. Bonet y E. Capello este aporte de paz”.
El libro reúne en sus 276 páginas recopilaciones de un centenar de diferentes enfoques (políticos y poéticos) acerca de la violencia, extractos de textos de la autoría de conocidas personalidades mundiales de diferentes épocas, como Ernesto Che Guevara, Miguel Hernández, Martín Luther King, Gabriel García Márquez, Ariel Dorfman, Carlos Marx, Gonzalo Rojas, Luis Advis, Chico Buarque, Platón, Fray Bartolomé de la Casas, General San Martín, Ho Chi Minh, Roque Dalton, Ernesto Cardenal, Mario Benedetti, Galileo Galilei, entre otros muchos, pero no tan conocidos.
Muy significativo hacer esta lectura en el Chile de hoy, debido a que la violencia, la estatal por supuesto, está siendo utilizada con desparpajo, sobre todo contra los mapuche, estudiantes y trabajadores, quienes ya no aceptan que sea normal el abuso y la corrupción. El Estado con el uso de ella, intenta cubrir injusticias y falencias éticas de los gobernantes y de las así llamadas instituciones republicanas.
Quizás no esté de más recordar que una antología es una recopilación de fragmentos destacables de un tema específico y con un criterio acotado. El sentido etimológico viene de la unión de dos palabras griegas, anthos (flor) y legein (escoger). La escritora Villariño, podríamos decir, escogió la flor y nata de pensamientos acerca de la violencia, y parece indicarnos con ello, que el uso de la fuerza para conseguir un fin es parte intrínseca de la naturaleza humana. Su libro fue calificado como “omnipresente y multiforme”, por el renombrado obispo brasileño defensor de la justicia social Helder Cámara.
Para referirnos y conocer a Idea, recomiendo leer YA NO SERE YA NO, reseña de la periodista y escritora Leila Guerriero, uno de los más completos perfiles de la vida de la escritora: www.elmalpensante.com y ver la publicación en La Nación argentina EL AMOR DESCARNADO: http://www.lanacion.com.ar/1858003-idea-vilarino-el-amor-descarnado.
Sobre Antología de la Violencia, Idea nos dice: “No fue difícil reunir un haz -necesariamente cruel- de actos de violencia, ellos se desprenden, como naturalmente, del suceder de la vida humana. Y no sólo de la humana. Estos textos abarcan desde la violencia divina, -la ira de Dios-, tomado del salmo 34:1-5, hasta la de un pajarraco, Carcará, del nordeste brasileño.” Y termina diciendo que su antología es apenas una muestra.
Idea publicó la Antología de la violencia, un año antes que el presidente de su país, el dictador Juan María Bordaberry, a través de un autogolpe implantara una feroz dictadura en complicidad de las Fuerzas Armadas, la que se prolongó por espacio de doce años. Nunca fue detenida, pero era permanentemente hostigada por los golpistas. No podía ser de otra manera, Villariño era un ser maravilloso, creativo y pensante, con ideas que la situaban entre los intelectuales destacados uruguayos.

En 1966 Idea publicó “Pobre Mundo”, que incluía varios de sus poemas políticos dedicados a Guatemala, Vietnam, Nicaragua y al Che Guevara. Sobre el Che, en 1967 expresó su dolor en la revista Marcha, por lo sucedido en Bolivia, mostrando el carácter que la caracterizó: “Nunca ya, creo que nunca ya, me importará la suerte ni la revolución ni la miseria ni lo que sea, de Bolivia. Creo que me sonreiré con odio, dado el caso, que no toleraré que mi querido amigo boliviano me vaya a hablar de su revolución”.
Su intransigencia incluía el no aceptar premios y reconocimientos. Por razones morales, según ella misma dijo, no aceptó la Beca Guggenheim. Ella pensaba que esa beca daba dineros para matar en Vietnam o en Granada y los artistas debían ser “ejemplos morales”.
Pero ahora es su Antología la que nos ocupa, aunque queda el desafío de conocer más de la vida de Villariño. Entremos en materia.
Con esta cita de Federico Engels, comienza el libro: “Nosotros sabemos que la violencia desempeña además, en la historia, un papel muy distinto, un papel revolucionario; sabemos que es también, para decirlo con la frase de Marx, la partera de toda sociedad antigua que lleva en su entraña otra nueva.” (7)
El Secretario de Defensa de EEUU en los años sesenta Robert MacNamara, es citado, se refirió a la violencia de esta forma: “No cabe duda, pues, de que existe una relación indiscutible entre la violencia y el atraso económico.” (10)
La II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano sobre la Paz, en revista Mensaje #174, expresa: “No debe, pues, extrañarnos que nazca en América Latina la tentación de la violencia. (…) No hay que abusar de la paciencia de un pueblo.” Santiago de Chile, 1968. (13)
En cambio Julius Lester, en Notas Revolucionarias, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1970: “La violencia no es buena ni es mala. Es. (…) No nos preocupemos por discusiones morales sobre la legitimidad de la violencia. Existe y reconocemos el hecho.” (16)
“La violencia –la violencia revolucionaria- escandaliza a los bien pensantes. (…) en realidad, la violencia reside en los regímenes tradicionales, vigentes y consagrados.” David Viñas, en Operación Masacre. (19)

En el prólogo de Los condenados de la tierra, de J.P. Sastre dice: “La violencia colonial no se propone sólo como finalidad mantener en actitud respetuosa a los hombres sometidos, trata de deshumanizarlos.” (25)
“Rosario, dinamitera, puedes ser varón y eres la nata de las mujeres, la espuma de la trinchera. Digna como una bandera de triunfos y resplandores, dinamiteros pastores, vedla agitando su aliento y dad las bombas al viento del alma de los traidores.” Miguel Hernández, Vientos del pueblo. (31)
“Los pueblos son como las personas: valen más que mueran, antes de arrastrar una vida una vida deshonrada y miserable.” Javier de Viana, Con Divisa Blanca, Sándwich filosófico, Ed. Arca Montevideo, 1967. (37)
“Porque Jehová tiene indignación contra todas las naciones, e ira ardiente contra toda la hueste de ellas; las ha destinado a la destrucción, las ha entregado a matanza.” La violencia de Dios. Antiguo Testamento, Isaías, 34 1-5 (38)
“La violencia (es decir el poder del Estado), dice Engels, es también una potencia económica. El Estado acomoda la edad de imputabilidad, el rigor de las leyes, la misma ley penal de acuerdo a sus conveniencias.” Francisco Tomás y Valiente, El Derecho Penal de la Monarquía absoluta, Ed. Tecnos, Madrid, 1969. (41)
“… México es hoy un país en donde las leyes consagradas en su Constitución son letra muerta y la vida de sus ciudadanos se pone en peligro por el solo hecho de intentar ejercer sus más elementales derechos.” Matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Juan José González, en Marcha, Montevideo, 3 de octubre de 1969. (47)
“… En los caminos yacen dardos rotos, los cabellos están esparcidos. Destechadas están las casas, enrojecidos tienen sus muros. Gusanos pupulan por las calles y plazas, Y en las paredes están salpicados los sesos. (…) Todo esto pasó con nosotros.” Anónimo maya o azteca precolombino. Selección de Miguel Ángel Asturias. (50)
“Allí lo puso José Arcadio Segundo, en el instante de derrumbarse con la cara bañada en sangre, antes de que el tropel colosal arrastrara con el espacio vacío, con la mujer arrodillada, con la luz del alto cielo de la sequía, y con el puto mundo donde Úrsula Iguarán había vendido tantos animalitos de caramelo.” Gabriel García Márquez, Cien años de Soledad. (60)
“Decreto de Eduardo VI: Todo el mundo tiene derecho a quitarle al vagabundo sus hijos y tenerlo bajo su custodia como aprendices; los hijos hasta los veinticuatro años, las hijas hasta los veinte. Si se escapan, serán entregados como esclavos… (…) Después de ser violentamente expropiados y expulsados de sus tierras y convertidos en vagabundos, se encajaba a los antiguos campesinos, mediante leyes grotescamente terroristas…” Carlos Marx, El Capital, Tomo I, Cap. XXIV. (71)
“Y en Chile, en la Universidad de Chile, en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, la batahola iba en aumento. Los estudiantes colgaban en las barandas del segundo y del tercer piso, accionando y lanzando proyectiles. (…) Abajo, la muchedumbre pateaba contra el suelo y marcaba el ritmo a palmadas aullando: AVANCE, AVANCE, AVANCE.” Fernando Alegría, Mañana los Guerreros, Ed. Zig-Zag, Santiago de Chile, 1964. (80)
“El 13 de marzo de 1513, el Rey Católico, en Valladolid, expidió el título de Repartidor de indios a Diego Velázquez, gobernador de Cuba en los términos precedentes: Vos mando hagáis información qué caciques e indios hay e obiere pacíficos en esa isla, para poder servir e repartirse entre los vecinos e pobladores e estantes en ella; e así habida, hagáis dicho repartimiento, como a vos mejor visto fuere…” Silvio A. Zavala, La Encomienda Indiana, Centro de estudios históricos, Madrid, 1935. (86)
“La historia del genocidio norteamericano no empezó en Vietnam, ni siquiera en Hiroshima… Tal vez el ejemplo más claro del genocidio norteamericano sea el tratamiento que recibieron los indios norteamericanos, que eran los habitantes originales de este continente y sus legítimos dueños.” Eugene McMechen, Poder Rojo: los nuevos indios, en Rebelión en Estados Unidos, por Robert Cohen. (89)
-Murieron tres mil seiscientos uno tras otro. Tres mil seiscientos mataron uno tras otro.- “Chile, 1907. Veintiséis mil pampinos, dice la canción, obreros salitreros y sus familias, después de inútiles reclamos, bajan a Iquique a pedir justicia. Los señores de Iquique tenían miedo; los encierran con promesas en la Escuela de Santa maría, y pocos días después, el 21 de diciembre, los masacran.” Luis Advis, Santa María de Iquique, cantata popular. (98)
“Los informes de que disponemos no nos permiten calcular con exactitud cuál fue la mortandad media de la Travesía intermedia de esclavos. (…) El caso más famoso de echazón (al mar) de esclavos fue el Zong, de Liverpool, cuyo capitán era Luke Collingwood (…) que había zarpado de Sao Thomé el 6 de septiembre de 1781.” Mannix & Cowley, Historia de la Trata de Negros, La travesía intermedia, Alianza Editorial, Madrid, 1968. (112)
“En Buttes-Chaumont se hizo una enorme hoguera que se roció con petróleo. Durante las masacres y las ejecuciones, el Sena quedó ensangrentado. (…) La represión. El 22 de mayo de 1871, caída la Comuna (de París), decía Thiers a la Asamblea: Es con las leyes que es necesario castigar a los malvados que han violado la propiedad, (…) han derribado nuestros monumentos, que han hecho lo que no haría ningún pueblo salvaje, derribar los monumentos de la gloria naval.” Georges Bourgin, La Comuna, c. VIII, Eudeba, Buenos Aires, 1962. (139)
“El 21 de agosto de 1971, en la cárcel de San Quintín, en California, el revolucionario negro George Jackson cayó bajo las balas de los guardias que dispararon sobre él desde una torre. El, como tantos otros dirigentes negros se politizó en la cárcel.” Jackson: un negro asesinado dentro de la cárcel yanqui, en La Idea, Montevideo, 27 de agosto de 1971. (155)
“(…) El hambre reinaba en Auschwitz. Los prisioneros recibían la tercera de la alimentación imprescindible para el ser humano. Por ello murieron aún después de la liberación varias decenas de sobrevivientes a causa de la debilidad y el infra-consumo.” Seis millones acusan: Discurso inicial y argumentación legal de Gideon Hausner, Fiscal del Estado de Israel en el juicio a Eichmann. (189)
“Como habían detenido a mi padre y pasó el Presidente que elegimos y dijo que todos éramos libres, yo pedí que a mi viejo lo soltaran. Me llevaron y me pegaron todo un día.” Pablo Neruda, Canto General, VIII, XIII, Ediciones Océano, México, 1950. (193)
“La música de los mambos bajaba hasta Managua. Con sus ojos rojos y turbios como los de los tiburones pero un tiburón con guardaespaldas y con armamento (Eulamia nicaragüensis) Somoza estaba bailando el mambo. Mambo mambo qué rico el mambo cuando lo estaban matando”. Ernesto Cardenal, La Hora 0, Aquí Poesía, Montevideo, 1966. (215)
“Beberemos en el cráneo del traidor, usaremos sus dientes como un collar, de sus huesos haremos flautas, de su piel haremos un tambor, después bailaremos.” En antología de la poesía peruana, por Alejandro Romualdo y Sebastián Salazar Bondy, Librería Internacional del Perú, Lima, 1957. (223)
“La última vez dos muchachos huyeron. Nos han puesto en un cuadrado. A uno de cada cinco han fusilado, pero aunque yo no he sido el quinto, este es un canto sin mañana, porque no vivo. ¡Este es el adiós a todos vosotros! Padres queridos, hermanos, amigos os saludo y lloro.” Kahim. Esta letra proviene de una carta de un niño, su despedida, encontrada en un campo de concentración. Casa de Las Américas, La Habana, 1967. (229)
“Lo sorprendió el cambio de olor; como si sólo entonces hubiera comenzado a oír, comprendió que los gemidos de los heridos se habían convertido, también ellos, en aullidos: en la pieza, los fragmentos de madera, habían comenzado a arder.” André Malraux, La condition humaine, NRF, París, 1993.
“Bravo como el viento bravo, leve como el aire leve, asesina al que asesina, aborrece al que aborrece la paz de tu corazón y el vientre de tus mujeres. No te hieran por la espalda, vive cara a cara y muere con el pecho ante las balas, ancho como las paredes.” Miguel Hernández, Vientos del Pueblo, Ed. Lautaro, Buenos Aires, 1956 (267)
“Adelante-dijo Huey- Cerdote racista, ¡saca la pistola! El gendarme no hizo nada. ¡Sácala, perro cobarde!, le dijo Huey mientras metía un cartucho en la recámara de la escopeta. Estoy esperando, le dijo. (…) Entonces el gendarme que le estaba plantando la cara a Huey cedió. Pegó un gran suspiro y agachó la cabeza. Huey se rio en su cara. ¿Quién era ese?, preguntó Vampira, la hermana menor de Warren Hinckle. Ese es Huey P. Newton –le dije-, ministro de Defensa del Partido Pantera Negra. ¡Vaya si tiene redaños!, dijo soñadoramente.” Eldrigde Cleaver, Pantera Negra, El valor de matar, Siglo veintiuno, México, 1970. (275)
Idea Villariño, fue profesora, catedrática, poeta, ensayista, crítica literaria, traductora y compositora, conocida por ser parte del grupo de escritores denominado Generación del 45 en Uruguay. Fue cercana al Movimiento de Liberación Nacional –Tupamaros- y luego de la colisión de izquierda Frente Amplio. Ella escribió la letra de la canción “Los Orientales: -De todas partes vienen, sangre y coraje, para salvar el suelo los orientales”, tema símbolo de la lucha democrática de Uruguay.
Tienes razón la insigne escritora Idea Villariño, el libro “La Antología de la Violencia”, nos muestra la naturaleza humana y su relación con la violencia, pero también el carácter humanista de sus ideas, por algo está situada en alto podio, junto a escritoras de la talla de nuestra Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, Gabriela Mistral.

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