El Efecto Placebo

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Enacción, medioambiente y afecto

Por Yasmín Navarrete

En el área de la medicina, el efecto Placebo -el conjunto de efectos sobre la salud que produce la administración de un placebo, que puede ser en forma de pastilla, una terapia, la automedicación o una simple afirmación sin ningún motivo científico, como puede ser la fe o la esperanza, que reflejan un cambio positivo en la persona que lo está llevando a cabo, y que no se deben al efecto específico de ningún acto médico o psicoterapéutico- aún sigue siendo un mito. Sin embargo hay estudios e investigaciones serias que lo respaldan como una alternativa válida y razonable, muy importante de ser comprendido desde todas sus aristas.

 Se ha comprobado que el poder que tiene la creencia de un paciente respecto a un tratamiento puede ser bastante más eficaz que al no tenerlo e incluso cuando dicho tratamiento pudiera de facto no tener ningún efecto científicamente validado o conocido hasta ahora.

Nuestra relación con el medioambiente, nuestro nicho y nuestra propia historia evolutiva gatillan reacciones fisiológicas en nuestro cuerpo como respuestas al placebo que afectan nuestro sistema inmunológico.

 Podemos brindar una concepción enactiva a nuestro sistema inmunitario bajo un marco cognitivo que hace inteligible el fenómeno del placebo en el organismo. Entendiendo como enactivismo a procesos corporales adaptativos de un organismo que tiene una dirección intencional y que atribuye significado a su entorno, como un sistema dinámico co-emergente entre cuerpo y medio ambiente, dependiendo plenamente de nuestra relación con él. Bajo esta concepción podemos entender descriptivamente las interrelaciones que existen entre cuerpo, mente y entorno, desmitificando el concepto del Placebo.

Más aún, la presencia de afecto en el marco de un tratamiento bajo dicho efecto, genera respuestas fisiológicas en el paciente que favorecen su recuperación.

Perspectivas evolutivas

Algunos teóricos intentan explicar los efectos placebo en términos de hipótesis sobre la función evolutiva de este, según Humphrey (2002) y Humphrey y Skoyles (2012)  relatan que dichos efectos  aparecen cuando el paciente se percibe a sí mismo dentro de un ambiente que permite su curación. Movilizar los recursos inmunológicos del cuerpo requiere de un alto costo metabólico, por lo que se plantea si estos recursos deben desplegarse en función del contexto percibido. En particular siempre es mejor que emerja una respuesta inmune dentro de un entorno afectuoso en el cual se brinda el tratamiento, puesto que los mecanismos de estrés de ataque y fuga se desactivan y el cuerpo se predispone a su recuperación.

En el trabajo de Humphrey, Evans (2003, 2005) se sugiere que los placebos desencadenan una buena respuesta inmunitaria, a través de la liberación de endorfinas y posterior reducción del dolor e inflamación. La hipótesis es que una vez que se percibe que estos síntomas han cumplido su función de señalización, por ejemplo, cuando uno se percibe a sí mismo en tratamiento, disminuirán, independientemente de los demás efectos del tratamiento.

Cada una de estas propuestas sobre el valor adaptativo de las respuestas placebo son plausibles, y las sugerencias anteriores sobre los fundamentos biológicos de los efectos gatillantes a él podrían formar una parte importante de un relato completo. Existe una diversidad de respuestas al placebo que hace que sea difícil ver como un único mecanismo biológico evolucionado podría explicarlas todas. Lo más importante, para nuestros propósitos, es un enigma residual sobre cómo los procesos de curación son desencadenados por contextos apropiados.

Qué es enactivismo

El enactivismo se refiere a la cognición y a los procesos biológicos en general que ocurren en el cuerpo a través de la experiencia y en un contexto dado. Los biólogos evolutivos están de acuerdo con la línea del enactivismo que la respuesta al placebo debe explicarse por medio de la enacción, ya que la estructura de nuestra cognición tiene que ver con nuestras creencias culturales,  el propio contexto en el cual nos desenvolvemos.

Las partes de nuestro cuerpo están en constante relación con el medioambiente en un desarrollo interdependiente, de acuerdo a ello nuestras creencias acerca del tratamiento y nuestra propia historia gatillan efectos fisiológicos en nuestro  organismo. Nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro entorno se despliegan en un desarrollo co-dependiente y co-emergente, en tanto sistema dinámico.

El concepto de autopoiesis también es muy importante para lograr entender este proceso, puesto que el sujeto es un conjunto sensorio-motriz de percepción y acción que requieren de un sentido para su organización, condición básica de un sistema vivo.

Organismo, medioambiente y cognición

La organización autopoiética es una de las más importantes líneas dentro del enactivismo. Cuando estudiamos un sistema vivo no estamos estudiando a una máquina provista de piezas engranadas, estudiamos un organismo con principios de clausura para la mantención de su identidad, en base a su mecanismo de percepción y acción, ligados a su medioambiente. Las células, por ejemplo, envuelven un proceso circular de auto-generación y una red de procesos metabólicos que regulan la constitución interna de la célula, intercambiando materia con su entorno (entran nutrientes, salen productos de desecho). Estos procesos simultáneamente entrelazan la célula en su entorno y la hacen distinta, creando y manteniendo el límite que la diferencia como organismo.  Esta célula se genera a sí misma a través de un proceso circular de autorregulación gracias a su red metabólica de intercambio.

Los procesos metabólicos que constituyen un organismo consisten en las actividades de sus partes componentes, pero esas partes son en sí mismas generadas y sostenidas por el funcionamiento del organismo que las abarca. La organización autopoiética de este lo hace distinguirse de su entorno, pero esta organización consiste en una red dinámica de procesos que es indiferente a esa distinción, que atraviesa la frontera organismo / medio ambiente y que al mismo tiempo la crea y la sostiene. Así, para el enactivista, las partes de un organismo, el organismo en sí mismo y el entorno con el que interactúa, emergen simultáneamente de un entramado dinámico compartido de procesos. Por tanto, es esencial para los organismos vivos que creen y sostengan sus partes y procesos constituyentes, y que al hacerlo impliquen una relación causal recíproca con su entorno. En segundo lugar, tomando en cuenta que esta estructura organizativa de los organismos vivos implica que su funcionamiento involucra una normativa mínima: Al constituirse a sí mismo como una unidad autopoiética al crear y mantener una distinción entre sí mismo y su entorno generando un sentido en su desarrollo, un organismo proporciona un estándar por el cual podemos evaluar el funcionamiento de sus partes y sus procesos que dan origen a su movimiento; percepción y mantención a través del tiempo. En cuanto unidad autopoiética, en la medida en que el funcionamiento de un organismo le permite persistir como una entidad distinta de su entorno frente a perturbaciones externas, podemos decir que está bien o que está teniendo éxito. Si en su funcionamiento no logra mantener su distinción con el medio ambiente (como cuando una bacteria se disuelve la sopa molecular que lo rodea) podemos decir en qué lo está haciendo mal o en qué ha fallado. Sin la organización autopoiética que permite que un organismo se destaque de su entorno, estos estándares no podrían aplicarse, no habría definitivamente nada a lo que pudiéramos aplicarlos en tanto ser vivo.

Por otro lado, hay estudios que sugieren que las expectativas sobre los efectos del tratamiento son, en algunos casos, determinantes más importantes que los efectos del placebo del condicionamiento previo. Benedetti et al. (2003) administraron a los sujetos una inyección de solución salina después de informarles que la inyección aumentaría los niveles de dolor que sentían, induciendo así la expectativa de un aumento del dolor. A pesar de esto, ambos grupos en el ensayo informaron un aumento en el dolor que experimentaron, lo que sugiere que la expectativa fue un determinante más poderoso.

Historias pasadas con componentes objetivamente neutrales como médicos, hospitales, píldoras e inyecciones, nos condicionan a responder, en general, de manera beneficiosa a la curación cuando estamos en presencia de ellos.  Así es como recibir una píldora o una inyección sin eficacia aparente para los síntomas que se están tratando puede, sin embargo, producir una respuesta de curación.

La cognición es intersubjetiva

Apreciar la inseparabilidad de la cognición y el afecto prepara el escenario para la característica final del enactivismo que debemos apreciar para comprender los efectos placebo. La relación efectiva de uno con el medio ambiente, al menos para nosotros los humanos, no está escrita en piedra, sino que depende de nuestra historia. Una situación u objeto que otra persona experimenta como afectivamente neutral puede ser muy importante para mí en virtud de mi historial de interacciones corporales con él.

Podemos pensar en las diferentes reacciones viscerales provocadas por el zumbido del taladro del dentista o el olor a tarta de manzana caliente. Pero nuestras interacciones encarnadas con el medio ambiente y los patrones afectivos y atencionales que traen consigo no se desarrollan a partir de la nada, siempre son moldeados y percibidos por cuidadores y congéneres, dentro de un contexto cultural particular. Como insiste Thompson (2007), “la subjetividad humana es desde el principio intersubjetividad, y ninguna mente es una isla” Echoing attachment theory (Bowlby1988) (p. 383). (Bowlby 1988), Noe ̈ (2009) ilustra: “Surge un intercambio bidireccional entre el niño y la madre que proporciona el entorno en el que el niño se desarrolla tanto fisiológica como psicológicamente. Un niño aprende a restaurar su propia calma o comodidad al ser calmado o reconfortado”

Referencias

Humphrey N (2002) The mind made flesh. Oxford University Press, NYHumphrey N, Skoyles J (2012) The evolutionary psychology of healing: a human success story. Curr Biol22(17):695–698

Benedetti F, Pollo A, Lopiano L, Lanotte M, Vighetti S, Rainero I (2003) Conscious expectation andunconscious conditioning in analgesic, motor, and hormonal placebo/nocebo responses. J Neurosci23(10):4315–4323

Thompson E (2007) Mind in life. Harvard University Press, Cambridge

Bowlby J (1988) A secure base: clinical implications of attachement theory. Routledge, London

Noe ̈A (2009) Out of our heads: Why you are not your brain, and other lessons from the biology of consciousness. Farrar Straus and Giroux, New York.

BREVE BIOGRAFÍA

Yasmín Navarrete, egresada de Magíster en ciencias, mención física de la Universidad de Chile. Poeta, escritora, miembro del Instituto de Filosofía y ciencias de la complejidad (Ificc), también del PEN Club Internacional (poetas, escritores y narradores por la Paz). Interesada en modelos de ciencia regenerativos, psicología y neurociencias aplicada al aprendizaje.

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