La revolución bielsística en el fútbol también es cultural

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Por Persus Nibaes
Chile pasó de ser la cenicienta en el fútbol sudamericano a ser potencia. De llevar cien años de derrotas a ganar dos veces la Copa América a los argentinos, goleando a los mexicanos y panameños, y derrotando a las selecciones más difíciles del mundo cómo Uruguay y Brasil. Mas ésta revolución comenzada por Marcelo Bielsa no sólo es futbolística sino también es mental, y por ende es cultural, pero para que no se desvanezca en el tiempo, y permanezca debe permear hacia abajo a través de los clubes de fútbol, los que deben asimilar el estilo de juego de la selección, y adaptar sus estilo de juego en el bielsismo en táctica y estrategia a sus divisiones menores.
Es mental, porque el chileno se acostumbró a ganar, pero no en el mismo canon del argentino, (no de todos obviamente) el cual se basa en el ganar a costa del todo vale, siempre esperando que aparezca un Del Potro, un Messi, un Maradona. Esta fórmula argentina no es sana por dos motivos. Primero; no está basado en el trabajo colectivo, sino en el desempeño individual. Segundo; si el desempeño individual anda bajo, porque incluso los genios tienen días malos, produce mucha frustración. Es enigmático, pero el desarrollo de la mentalidad bielsística comenzó primeramente en Argentina, pero floreció en Chile. ¿Por qué? Porque es necesario un proyecto y un proceso para instalarla, cosa que en Chile no tuvo inconvenientes pues, ante estar acostumbrados a perder siempre no hubo problemas para experimentar una nueva fórmula. En cambio el argentino (no todos) es resultadista y la historia nos dice que cuando Bielsa tuvo su oportunidad en la albiceleste, y fracasó en el Mundial de Corea y Japón, para el argentino fue un fracaso rotundo cuando no lo fue, ya que con Bielsa fueron campeones olímpicos, pero cómo son resultadistas y para ellos su capacidad de ganar se mide sólo en el mundial, muchos le tomaron odio a Bielsa por quedar fuera de Corea-Japón en primera ronda. No soportan que Brasil tenga 5 estrellas, Uruguay 4 y ellos 2. Los tontitos que no faltan hicieron páginas contra Bielsa, quién a pesar de darle una característica ofensiva a su táctica, perdió, porque hasta el dream team estadounidense en el basquetbol puede perder. En cualquier deporte con balón queda la posibilidad de perder, debido a que de todas maneras contiene altas probabilidades de quedar los jugadores enfrentados a las leyes de la física, que no son otra cosa que las leyes de la naturaleza. Y la naturaleza es un orden caótico entrópico-resiliente. Por esta razón Bielsa decidió no entrenar más en Argentina, y los argentinos (no todos) volvieron a su mentalidad ombliguista.
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Fíjese que nunca se detienen a analizar por qué perdieron con Chile dos veces. Su relato los obliga a seguir hablando de Messi porque basta con decir que Bielsa es un vende humo para descartarlo, sin analizar. Basta con culpar a Messi e Higuain, para justificar su derrota, porque el problema de los argentinos, es que son argentinistas. Muy capos en lo individual, pero desorganizados en lo colectivo, pues el peronismo les creó la falsa imagen que el Estado los debía salvar de todas sus frustraciones. Cómo todas las cosas, el peronismo tiene un lado bueno y uno malo, y frente a lo malo anteriormente señalado, el peronismo en su lado bueno les enseñó a ser rebeldes, y a buscar la equidad social en teoría, cosa que en Chile supuestos teóricos están empeñados en demostrar que no es necesaria, y no tiene base como Axel Káiser.
Todos los países tienen cosas buenas y cosas malas, pero esa excesiva confianza en el rol protector del Estado, les hace creer que sus ídolos están obligados a entregarles triunfos periódicamente, y cuando se derrumban, porque todos los ídolos son de barro, los terminan destruyendo en el suelo. Por eso Maradona no vive en Argentina, y Messi si no gana el próximo y último mundial de su carrera, tampoco va a poder vivir allá. Una cosa que Bielsa les quiso enseñar es a no levantar ídolos, si no a triunfar a través del método colectivista, en el cual la suma de las partes es mayor que las sumas de las individuales. Es distinto ser parte de algo que ser una individualidad. Cuando eres una parte de algo eres reemplazable, de hecho el equipo que formó Bielsa no es el mismo equipo que va a la Copa Confederaciones, a medirse con las selecciones de élite mundial. Ha sufrido cambios de jugadores, pero mantiene la base táctica de tres delanteros. En cambio, cuando eres una individualidad, tu equipo no sabe trabajar sin tú presencia y pierde en lo colectivo.
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Argentina no es un equipo, es una suma de individualidades, y así no va volver a ganar, incluso habiendo inventado un argentino la fórmula para el éxito deportivo, no van a ganar mientras no aprendan a perder. En cambio Chile, que no tenía nada que perder porque lo había perdido todo, con su fórmula bielsística, va por primera vez en su historia a jugar contra los grandes de cada continente. Nuevamente cómo para cualquier sudamericano el rival a vencer es Alemania, cuyo fútbol es reflejo de su sociedad, en la cual hasta el amateurismo es profesional. Alemania es una gran máquina cuyos engranajes funcionan aceitadamente bien en todos los niveles. Su equidad social les enseña de niños a ser parte de un todo sin ánimo de levantar ídolos de barro, sino más bien a trabajar colectivamente por el bien común. El 7-1 a Brasil lo demuestra, pues los alemanes construyeron una aldea de concentración en Brasil y al irse, dejaron regalado todo, pues la culpa los carcome, pero se llevaron la Copa. El caso de Brasil es diferente, al ser potencia pueden tener altibajos y justo les tocó a los alemanes la suerte de encontrar al peor Brasil, pero por técnica futbolística Brasil y Uruguay siguen estando por sobre Alemania, aunque no sería de extrañar que por su perseverancia, los alemanes en el futuro superen estadísticamente a Brasil. Tan sólo bastó que Brasil vuelva al jogo bonito y volvió a ganar. En ese sentido Chile adoptó un mentalidad futbolística que se debe trasladar a la cultura. No a una cultura del triunfalismo, si no a una cultura del esfuerzo. De los valores. Bielsa no le dio la mano a Piraña en la Moneda porque no comparte sus valores. En el bielsismo, lo importante es atacar el balón, tener el balón y hacer ancha la cancha. Cansar al rival teniendo posesión del esférico. Abrir la cancha con el despliegue físico de los laterales y la doble función de los centrales y volantes. Atacar y defender todos juntos cómo manada de lobos, sin un ídolo de barro a quién destruir, si no con referentes en cada sector de la cancha. Tácticamente para hacer eso, les enseñó a los jugadores chilenos atacar el balón en columnas verticales, las cuales están distribuidas en cada zona del campo y es responsabilidad de cada jugador atacar el balón cuando entra en su zona. De esta forma se le ha ganado a todos menos a Alemania. Ese es nuestro referente futbolístico y cultural.
FUTBOL, CHILE VS URUGUAY
Obviamente el equipo fracasó con Borghi porque él no es bielsista, él cree en el talento individual porque él era un enorme talento individual y su famosa rabona no se puede llevar a los entrenamientos, ni exigir a los jóvenes que tengan esa destreza técnica tan propia del futbolista sudamericano. Pareciera ser que el mestizaje en esta región produjo fenómenos técnicos que en otras latitudes no existen. En Europa no se han dado este tipo de sujetos. ¿Quién no ha visto un niño maravilla en los barrios de Perú o Colombia? El talento no es exclusivo del Río De la Plata. Lo que le faltaba a los fantasistas chilenos era mentalidad, disciplina, trabajo, análisis, estudio. Luego vinieron Sampaoli y Pizzi, ambos argentinos, quienes con sus virtudes y defectos aumentaron las armas del bielsismo, aumentaron el plantel, el pressing, Pizzi ordenó la defensa, pues en todas las cosas en la vida atacar es tan importante como defender. A Sampaoli le empataban cuando iba ganando 3-0, a Pizzi no. Me refería a que es un cambio cultural, pues todos estos elementos se pueden llevar a la vida. Atacar el balón es levantarse temprano, nadie triunfa en la flojera. Tener el balón es ser persistente, no rendirse nunca. Actuar por saturación es apostar a todo. De tanto apostar alguna vez se deberá ganar. Nadie puede perder siempre, pero ojo, la derrota no es lo mismo que el fracaso. La derrota es circunstancial, se pierde un partido, un trabajo, un concurso. El fracaso tiene que ver con un proyecto, la Unión Soviética fracasó desde el punto de vista económico, el capitalismo fracasó desde el punto de vista ambiental. En ese sentido el bielsismo es una apuesta al triunfo mesurado, no al triunfalismo. Bielsa dijo que la victoria tergiversa la imagen de uno mismo, es mejor ganar usando nobles medios, honestidad, respeto por el otro.
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Lo que la ciudad de Medellín hizo por los difuntos futbolistas brasileños fue un ejemplo para el mundo: somos todos hermanos, rivales de turno en una cancha, afuera somos colegas, amigos. Todos tenemos un africano en la sangre, genéticamente somos todos iguales. Por qué nos íbamos a odiar entre hermanos por una pelota? Medellín ayer dio muestra de humildad y de aprendizaje, pasaron de ser la ciudad más violenta del mundo a ser capital de la paz, la ciudad más innovadora en infraestructura del mundo. Recientemente un alemán se quejó por tener que jugar las clasificatorias con un país dónde el fútbol es amateur y los alemanes los golearon. Le respondieron que no había aprendido nada de su historia, abusar no es ganar le dijeron, y tienen razón. En esta sociedad de la competencia hemos perdido el norte. Ganar es lo más importante y eso no es verdad, lo más importante es compartir, el triunfo es momentáneo, vacío, en eso el Nacional de Medellín le dio una lección al mundo. Se les inculca a los niños que deben ganar como sea, con goles con la mano, con bidones de agua con droga, con sorteos arreglados, con trampa. Y los que hacen trampa han llegado a ser presidentes, son millonarios, imagen a imitar por nuestros niños. Afortunadamente Chile queda al lado de Argentina, un país idiotizado por el triunfalismo banal por un lado, encarnado en Ricardo Fort que murió por sus 30 cirugías estéticas, pero por el otro lado que genera filósofos como Bielsa, que nos enseña a ganar, pero antes nos enseña a jugar, a vivir.
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