¿Mi secreto ante las indisciplinas?
Mi técnica secreta eran los espías y las llamadas telefónicas nocturnas.
El secreto para jugar bien es la vida privada. Mis jugadores estaban
libres hasta las 23 horas y treinta minutos. Luego llamaba a todos a
casa para saber quién estaba y quién no. En el Real Madrid al que más
controlaba era a Juanito. A nadie más que a él. Lo conocía. Le gustaba
la vida nócturna de Madrid y tenía más amigas que su propia esposa.
¿Amantes, les dicen, no? Y yo siempre atento. Una vez después del
partido nocturno Mallorca-Real Madrid nos fuimos a dormir. Dejo a
todos libres hasta las veintitrés horas y treinta minutos, luego
me escondo detrás de la palma en el lobby del hotel. Cierran la
puerta principal y los jugadores no vuelven. Luego, por la noche,
retornan por la puerta trasera y yo, escondido, espiando y haciendo
una lista negra. A la mañana siguiente se presentan al entrenamiento
y les digo: "Tú regresaste a las dos y media, pagarás 20 mil pesetas
de multa; tú regresaste a las tres de la mañana ..
En la Sampdoria, a Luca Vialli, lo llamaba todas las noches, era
el más controlado. Luego Pellegrini y Attilio Lombardo. Tonino Cerezo
era más listo: le encantaba la vida nocturna pero no podía llamarlo
porque estaba casado.
¿La historia de mis espías? Tuve 4 ó 5 personas que recorrían todos
los clubes nocturnos de Liguria y me decían si habían visto a Luca
Vialli, Roberto Mancini u otros. A la mañana siguiente en el entrenamiento
les decía: "Tú Luca Vialli ayer te quedaste en ese club hasta tarde,
tú Roberto Mancini en el otro bar". Controlé y discipliné a todos.
Sin disciplina no puedes ganar. Esas fueron nuestras victorías secretas ".
Gianluca Vialli narra una anécdota del entrenador ruso. "Cuando la
Sampdoria pierde la final de la Copa de Campeones frente al Barcelona
se produce un hecho singular. Una vez que todsos se fueron del camarín,
Mancini y yo comenzamos a llorar por la desilución. Ahí llegó Boskov
quien nos recrimina: Los hombres no lloran cuando pierden.
Pero a mí no me avergonzó haberlo hecho.
Vujadin Boskov, un entrenador que sabía mucho de la vida.
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