Posverdad: Cuando la mentira es la Verdad

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Por Patricio Palacios, Director de La Tribuna Urbana Facebook
La Posverdad, es un constructo de moda en los dos últimos años y fue considerado como un nuevo neologismo que se utilizó mucho el año 2015, por ello, el diccionario Oxford le otorgó el título de estar entre “las diez nuevas palabras más nombradas” en los 12 últimos meses. No obstante es su significado, su esencia filosófica, la que no es del todo nueva y que, hoy por hoy, está en boca del debate intelectual.
Cuando hablamos de posverdad no es una verdad mayor que la anterior ni menos es una “súper verdad”, muy por el contrario, se entiende por el concepto, creado por un bloguero, David Roberts, en el año 2012, que replica el término de un escritor al escribir un artículo sobre las mentiras de los casos Watergate, Irán Contra y la Guerra del Golfo, en el año 1992, una mentira que masivamente se considera por verdad anulando a la verdadera por considerarse falsa. Es decir es una Gran Mentira con todos los elementos de una gran verdad en donde todo el público “cae y cree”.
Hace unas semanas publicamos el artículo “Grandes Verdades Grandes Mentiras” (sugiero leer para tener mayores elementos de juicio) y exponía en él algunos hechos históricos que nos han contado como ciertos pero nunca fueron como la versión oficial plantea. Pues bien, resulta que este concepto “nuevo” no lo es tal en su contenido pero sí en la implicancia del debate.
La instalación de las redes sociales, todas producto de un diseño programado, han extendido y masificado la “instalación” de la posverdad como un dato y un hecho con carácter de dogma que se esparce, se amplifica, se distorsiona siempre en favor de la mentira. ¿Qué es verdad y qué no lo es en la información circulante en Internet? ¿En las noticias? ¿En nuestra historia? Vivimos en tiempos de desconfianza que nos han llevado, y con muchísima razón, a dudar de todo. Y esto último incluye nuestra historia universal y todos los paradigmas existentes. ¿Cómo saber si lo que entendemos como verdades son, esencialmente, verdades? ¿Y si fue Adán quien comió de la manzana? Las implicancias serían brutales. Planteamientos como el anterior los puede leer en el texto judío “El Zohar”, texto capital de La Cábala, en donde se plantea, entre otras cosas, que fueron los personajes míticos de Adán y Eva quienes expulsaron a Dios del paraíso….¡Guau!. Revolucionaria interpretación.
Empero el verdadero meollo del asunto y en donde el concepto arremete con fuerza es que a la hora de crear, generar y modelar, (eufemismo de manipular) la opinión pública, los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales. Esto último ha sido utilizado a través de los tiempos por todos los poderes existentes. No en vano el concepto del cual tratamos es conocido como la “mentira emotiva”. Lo aparente es más importante, el mundo de humo y espejos es lo verdadero.
Y ya ve, súmele un tweet, una foto, un audio, una información mal intencionada, un artículo como este, cualquier rumor….Da lo mismo si es fundado o no. La gente comparte, replica, copia, opina, agrega, quita, interpreta y siempre hay emociones incluidas y desde esas emociones, alimentadas por el “Gran Hermano” comienza a construirse lo que yo denomino “la verdad conveniente”…..Y todo aquello, es conveniente para la élite. ..Para la matrix. La confusión es la reina. En la entelequia de los espejismos nacen negocios como las ISAPRES, créditos como el CAE, se aprueban leyes de pesca… Precisamente, en aquel teatro de operaciones, los medios, que responden a intereses, instalan en el inconsciente colectivo personajes como Bin Laden, Iván Fuentes, Hussein, Rafael Garay, Gadaffi, o disfrazan sucesos como el de las Torres Gemelas, atentados en Francia o el “misil no atómico más poderoso después de la bomba atómica”, una verdadera propaganda gratuita dirigida a la industria armamentista. En los últimos días, a propósito del atentado cibenético a algunas compañías en 94 países. Circularon mensajes que se compartieron una y mil veces desde el miedo. ¿Qué era verdad? Que a una compañía telefónica la hackearon. Punto. Ok, adicione unas diez más… Le desafío a nombrar 10 empresas a nivel mundial dañadas… ¿Ese fue el hackeo mundial? El miedo manipulado se encarga del resto…
Después de todo y a modo de conclusión, el significado de “posverdad” es tan antiguo como utilizado. Lo nuevo es que hoy, a diferencia de toda nuestra historia anterior, aun viviendo en la duda, sabemos que en todo, repito, en TODO, hay una posibilidad de mentira y manipulación. En las campañas políticas puede apreciarse el enorme abono emotivo y pragmático que suele teñir ciertos discursos. En otras ocasiones, se instala el pavor y desfachatez. Lo más preocupante, es que nuestra sociedad, a modo de Prozac, ha elegido vivir en el mundo de la posverdad. En la verdad conveniente. Mejor creer que son locos solitarios los que atentan en Occidente que pensar que hay organismos de inteligencia, con profesionales de todas las disciplinas, entrenando agentes programados mentalmente. La manipulación de las emociones lleva a que usted ponga en su foto de perfil una bandera de cualquier potencia Occidental, Francia, Inglaterra, pero rara vez publique una realmente cercana a usted. No veo perfiles mapuches, ecuatorianos o peruanos después de una catástrofe o un abuso. No veo perfiles venezolanos. (a no ser que sean venezolanos) No veo banderas por la paz en Gaza. Y ciertamente, nunca, una señal de apoyo a África. ¿Por qué? Porque aquello no es verdad en el mundo de la “posverdad”.
Les dejo el titular de la revista Time después de entrevistar a Donald Trump el año pasado.

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