La Naranja Mecánica Revisitada

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Por Carolina Hasbún.
Algunas veces no es grato ser bueno, pequeño 6655321, ser bueno puede llegar a ser algo horrible. Y te lo digo sabiendo que puede ser una afirmación muy contradictoria. ¿Qué quiere Dios, el bien o que uno elija el camino del bien? Quizás el hombre que elige el mal es en cierto modo mejor que aquel a quien se le impone el bien.”

“La naranja mecánica”, Anthony Burgess



La naranja mecánica”, 1971
No hay mejor juez que el tiempo para sopesar el impacto de un trabajo artístico. Cuarenta  y un años han pasado desde que Stanley Kubrick adaptara la novela “La naranja mecánica” de Anthony Burgess, escrita en 1962, al cine. Pese a lo transcurrido, y como suele pasar con los grandes clásicos de la literatura y de la pantalla grande, la cinta parece y seguirá pareciendo, contemporánea.

“La naranja mecánica” está narrada en un argot llamado “nadstat”: jerga ficticia creada por Burgess para su libro. El idioma ideado por este autor es una mezcla de lengua eslava (ruso principalmente), inglés y la jerga rimada Cockney (“Cockney rhyming slang”, la cual es una forma de expresión habitual del inglés británico, principalmente utilizado por las hablas populares de Londres). El libro es considerado como una de las novelas de literatura distópicas británicas, por lo cual esta historia dialoga con las novelas “Un mundo feliz” de Aldous Huxley y “1984” de George Orwell. El nadstat constituyó para Kubrick una de las dificultades más grandes para lograr adaptar la novela al guión de la película. Kubrick resolvió el problema del lenguaje acompañando el nadstat con imágenes potentes. La idea de Burgess consistía en concebir una novela atemporal, para que así fuese siempre contemporánea al lector. Con este propósito ideó el original idioma, ya que esta jerga no posee sintaxis ni un vocabulario atribuible a una época específica.
Así como Burgess tuvo el objetivo de crear una novela que trascendiera los límites del tiempo, usando al lenguaje para este objetivo, de la misma manera Kubrick, en su película, creó un ambiente ligeramente futurístico, es decir, fabricó una atmósfera que no era futurística del todo, haciendo, de este modo, reconocibles sus espacios. El director imaginaba el futuro en una escala pequeña, a un corto plazo. Para esto, buscó el peor block de departamentos que pudo encontrar en las calles londinenses de los años 60 para trabajar. Milena Canonero, la diseñadora de vestuario de la película, dijo en el documental “Making a clockwork orange” que Kubrick no quiso hacer una película futurística de la forma en que tradicionalmente se acostumbra a hacer en las películas de ficción. El director, en cambio, quiso crear un ambiente entre ayer, hoy, quizás cerca. Stanley Kubrick quiso que la película no tuviese tiempo específico, que fuese atemporal. Por esta razón, el director trató de darle a la pandilla de adolescentes londinenses un look futurístico que si bien era original, fue, no obstante, fabricado con cosas ordinarias.
La violación que se produce en la novela (en casa de una pareja a la cual entran por la fuerza) está basada en la violación que sufrió la esposa de Burgess el año 1944, efectuada por cuatro soldados ingleses. La mujer estaba embarazada y aquella violación le produjo un aborto.
 
Anthony Burgess escribió su novela en veinte capítulos, sobre los cuales se basó Kubrick para adaptar el guión de la película. Sin embargo, el escritor escribió posteriormente un capítulo número veintiuno, el cual no aparece en el filme. Al director no le interesó el último capítulo del libro. En una entrevista que le realizó el crítico de cine Michel Ciment, Kubrick se refirió al capítulo 21 con las siguientes palabras: “Existen dos versiones de la novela, una de estas tiene un capitulo extra. No leí esta versión hasta que virtualmente finalicé el guión. Este capítulo extra describe la rehabilitación de Alex. Pero es, en lo que a mi respecta, poco convincente e incompatible con el estilo y la intención del libro.  No me sorprendería saber que el editor le hubiese impuesto de alguna manera a Burgess  virar en el capítulo adicional en contra de su mejor juicio, de modo que el libro terminara con una nota más positiva. Yo ciertamente nunca di ninguna consideración seria a su uso”.


La cinta está ambientada en una Inglaterra del futuro, situada en el año 1995 (desde la perspectiva del año 1965), y trata sobre Alex DeLarge: un joven adolescente que disfruta ejerciendo la violencia extrema (o  “ultraviolencia”). En un principio, el protagonista es acompañado en sus crímenes por Pete, George y Dim, a quienes denomina como sus “dragos” (palabra que en ruso significa “amigo” o “colega”); los cuales, cansados de ser dirigidos por Alex, y luego de que uno de ellos fuese agredido por aquel, lo traicionan. En consecuencia, el protagonista termina preso por los crímenes cometidos, sentenciado a cumplir una pena de catorce años de cárcel. Luego de que Alex cumpliese dos años de la sanción que le fue impuesta, se ofrece a participar en una terapia experimental que lo dejaría libre antes de cumplir su condena. Ésta consistía en obligarlo a ver películas muy violentas sin pestañear (para esto, sus párpados eran sujetados con un instrumento); combinando este procedimiento con la administración de unas supuestas “vitaminas” (desde la perspectiva de Alex). Lo que el protagonista no sabía, al aceptar participar en el experimento, es que las vitaminas no eran tales. Lejos de ser lo que él pensaba, aquellas eran un medicamento para ser usado con el objetivo de condicionarlo a “ser bueno”. El efecto del remedio que le era administrado, combinado con las escenas de violencia que Alex era obligado a observar, crearon el condicionamiento deseado por los científicos: Alex se sentía extremadamente mal cada vez que despertaba en él la pulsión y el apetito por la violencia, pasiones que eran parte de su naturaleza. De esta manera, el protagonista, para contrarrestar el efecto de su malestar, pensaba en ser piadoso y sensible sólo para evitar así la desagradable sensación a la que era sometido cada vez que estaba expuesto a provocaciones que despertaran en él deseos de violación o destrucción.


La película es inquietante y perturbadora en cuanto explora la naturaleza de la violencia, la sexualidad, la libertad, el libre albedrío, el condicionamiento, la ciencia, la política, etcétera. Stanley Kubrick es un hábil estratega al disfrazar estos temas, a menudo tópicos muy incómodos de tratar directamente, a través de un humor negro.

Libertad versus condicionamiento
– Yo, yo, yo. ¿Qué hay de mí? ¿Dónde entro yo en todo esto? ¿Soy un animal o un perro? ¿No soy más que una naranja mecánica?”
 
En una entrevista realizada por el crítico de cine Michel Ciment, Stanley Kubrick dijo que la película trataba sobre las tentativas por limitar la elección del hombre entre el bien y el mal. Kubrick aclara que, para tratar el tema de la liberad, considera las afirmaciones que hace el psicólogo estadounidense B.F Skinner en su libro “Más allá de la libertad y la dignidad” (“Beyond Freedom and Dignity”), el cual fue escrito en 1971. En el libro mencionado, Skinner describe nuestro condicionamiento como seres humanos y propone dirigir esta “programación” en favor del orden y el bienestar de nuestra sociedad. El psicólogo, defensor del conductismo y pionero en la psicología experimental, manifestó que el hecho de que exista la creencia en el libre albedrío dificulta la posibilidad de modificar científicamente el comportamiento de la sociedad en pos de una mejor organización y bienestar, a través de la “ingeniería social”, para incrementar así la felicidad humana.

Stanley Kubrick señala que Skinner, en su libro, se refiere a los efectos positivos del condicionamiento, pero no a las secuelas negativas, las cuales estarían incluidas en “La naranja mecánica”.
El director manifestó que la historia funciona como drama-obra gracias al personaje de Alex, quien representa al inconsciente.
En la entrevista que dio Kubrick a Michel Ciment, el director manifiesta que el personaje del capellán constituye la voz moral del filme, pese a ser presentado, en parte, bajo un disfraz satírico.
En relación a los aspectos políticos de la cinta, las figuras que representan los partidos son extremadamente opuestas. El ministro (Anthony Sharp) representa una figura de derecha, mientras que el escritor (Patrick Magee) juega el rol de un “lunático” de izquierda. Ambos roles podrían ser intercambiables, ya que, al ser dos extremos, se encuentran. Como dice Kubrick a Ciment, estas figuras solo difieren en su dogma. Esto hace que los dos polos  sean igual de nocivos y representen, ambas, instituciones carentes de confianza para Alex.
Stanley manifestó que, gracias a la particular forma que el protagonista tiene de ver las cosas, puede crearse un efecto que haga al espectador distanciarse de la violencia.
En la entrevista, Ciment comentó a Kubrick que, de alguna forma, la prisión es el lugar más aceptable dentro de la película, ante lo cual el director respondió que el personaje del carcelero (Michael Bates), es un siervo obsoleto de la nueva orden, quien no entendía ni a los criminales ni a los reformadores, arreglando de mala manera los problemas que le rodeaban. Por esta razón, Kubrick dijo que el carcelero, pese a sus gritos e intimidaciones, es menos villano para Alex que sus maestros, quienes son más sofisticados.
Cuando Ciment comentó a Kubrick que a él le parecía que en sus películas el Estado era peor que los criminales pero que los científicos eran peores que el Estado, el director respondió que no estaba de acuerdo ya que la ciencia moderna parecía muy peligrosa porque nos ha dado el poder para destruirnos a nosotros mismos antes de que sepamos cómo manejarla. El director consideraba tonto culpar a la ciencia por sus descubrimientos. “En cualquier caso”, dijo Kubrick, “no podemos controlar a la ciencia”. Y agregó: “Nadie podría, y los políticos no están calificados para tomar las decisiones técnicas necesarias al respecto”.
En cuanto a la idea del Korova Milk Bar, donde se reunían Alex y sus drugos,  ésta nació después de que Kubrick visitara una exhibición en donde se exponían figuras femeninas como muebles. En el bar mencionado se servía leche mezclada con drogas. En aquel lugar, la leche contenía “vellocet”, opio,  “synthemesc (mescalina sintética) y “drencrom” (Adrenocromo). Esta mezcla era llamada por Alex “Leche plus”.
“La naranja mecánica” tuvo un impacto en la cultura popular y existen referencias de los guiños que, tanto implícita como explícitamente, se le hacen a la cinta. Por ejemplo, la banda de rock polaca Myslovitz nominó uno de sus álbumes como Korova Milky Bar”; el rapero Cage hace referencia al bar de Burgess en la canción “Agent Orange”; la banda Blur utiliza el Bar en la canción “The Universal”” y la banda irlandesa “U2” grabó una canción llamada “Alex Descends into Hell for a Bottle of Milk” (la cual es una pieza musical de Bono y The Edge y aparece en el álbum  “B-Sides And Bonus Tracks”). Por cierto, Burgess se mostró muy insatisfecho con la canción. Por último, Rob Zombie hace referencia al bar de Burgess en el vídeo de su canción  “Never Gonna Stop”.

Alex y sus dragos en el “Korova Milk Bar”

La canción “The Universal”, de la banda Blur, situada en el Korova Milky Bar, está disponible en el siguiente enlace:
http://bit.ly/y1ndpS
La canción “Alex Descends into Hell for a Bottle of Milk / Korova 1” puede escucharse en el siguiente enlace http://bit.ly/xZUGH6
“Agent orange”, la canción del rapero Cage, está disponible en el siguiente enlace: http://bit.ly/w8mwbr
El vídeo de  la canción “Never Gonna Stop” (Rob Zombie), se encuentra disponible acá http://bit.ly/FU4cnd

El álbum Korova Milk Bar de la banda Myslovitz
Ciment le comentó a Kubrick que daba la impresión de estar muy interesado en el lenguaje, ya que “Lolita” y “La naranja mecánica” eran dos filmes en donde la manipulación de las palabras jugaba un rol esencial. Ante esto, Kubrick respondió que efectivamente lo estaba, pero que su principal interés no estaba el lenguaje, por más maravilloso que fuese, sino que lo que realmente le interesaba eran las historias y las ideas. No obstante, Kubrick dijo a Ciment que el lenguaje era una parte importante de la novela y que aquel contribuyó mucho a la película. Para el director, “La naranja mecánica” es uno de los pocos libros en donde el escritor juega con la sintaxis e introduce nuevas palabras que funcionan. Kubrick afirmó que las imágenes, la música, el montaje y las emociones de los actores son las principales herramientas con las que trabajar. Para Kubrick, el lenguaje era importante, pero él lo situaba después de otros elementos. Stanley pensaba que incluso debiera ser posible hacer un filme sin ningún diálogo en absoluto y por esto lamentaba la poca experimentación que, según él, ha habido con las formas de las historias de cine, exceptuando al cine de vanguardia, en donde, para el director, ha acaecido muy poca técnica y experticia para mostrar mucho.  Para Kubrick,  las escenas más memorables de los mejores filmes son aquellas construidas predominantemente por imágenes y por música.
En el libro “Kubrick, A Biography”, de Vincent Lobrutto, aparece una entrevista que dio el director a Andrew Bailey, en donde se revela cómo el hecho de que la película sea vista en un estado similar al del sueño logra que el efecto de la cinta se desarrolle en esta dimensión subconsciente. En palabras del director: “La historia funciona, por supuesto, en distintos niveles, político, sociológico, filosófico y lo que es más importante, en un nivel psicológico-simbólico como un tipo de sueño”. Kubrick agrega: “Alex es un personaje quien, considerándolo racional y lógicamente, debiera ser completamente antipático y posiblemente repugnante y aborrecible para el público.” (…) “Creo que una audiencia que está mirando una película o una obra está inserta en un estado muy similar al sueño, y de esta manera, la experiencia dramática se transforma en un tipo de sueño controlado” dijo Kubrick.  Y añadió: “Pero el punto importante acá es que el filme comunica en un nivel inconsciente, y la audiencia responde a la forma básica de la historia en un nivel subconsciente, como responde a un sueño.” (…) “Si aceptas la idea de que uno ve una película en un estado similar al ‘ensueño’, entonces el contenido simbólico de este tipo de sueño se transforma en un factor poderoso en influenciar tus sentimientos sobre la película. Si tus sueños pueden llevarte hacia áreas que nunca serán parte de tu mente consciente,  creo que un trabajo de arte puede ‘operar’  en gran parte de la misma forma que lo hace un sueño”.
Desde el punto de vista de la sicología, la película plantea la dificultad del condicionamiento como una fórmula equivocada, como un método que no soluciona el problema del mal. Es decir, aparentemente lo resuelve, en el sentido de que funciona, pero el problema es “arreglado” sólo de forma superficial. Si bien Alex “funciona” luego de adaptarse forzadamente a los requerimientos de comportamiento de la sociedad, él no es libre: Alex no elige el bien por un deseo de ser mejor persona, sino que lo hace por evitar el malestar físico que el tratamiento le causa.
La estrategia de la película es operar en el inconsciente de la audiencia
“Alex representa nuestro inconsciente, en un nivel onírico y simbólico donde la película nos llega directamente (…) En su inconsciente, cada uno de nosotros mata y viola. Aquellos que gustan de la película encuentran esta especie de identificación con él. La hostilidad de aquellos que la detestan nace de su incapacidad para aceptar aquello que son realmente, quizás por su ingenuidad, por falta de educación psicológica o por la incapacidad emocional para admitir este aspecto del hombre. Entonces, lanzan acusaciones insensatas sobre el efecto que la película supuestamente produce”. Y agregó: “En este nivel Alex simboliza el hombre en su estado natural, la forma en la que éste estaría en la sociedad si aquella no se impusiera su proceso de civilización sobre él”.
El director agregó: “A lo que nosotros respondemos subconscientemente es al sentido de falta de culpa  hacia la matanza y la violación, a ser nuestra naturaleza salvaje, y es en esta visión de la verdadera naturaleza del hombre donde el poder de la historia deriva”. “Una de las falacias más peligrosas que ha influido en gran parte del pensamiento político y filosófico es que el hombre es esencialmente bueno y que es la sociedad la que le hace mal” (…) “Rousseau transfirió el pecado original del mal a la sociedad y esto ha contribuido de manera importante a lo que creo que se ha convertido en una premisa incorrecta que es crucial para basar la filosofía moral y política” (…) “El hombre no es un noble salvaje, éste es un innoble salvaje”, dijo Kubrick, “sino que es irracional, brutal, débil, tonto, incapaz de ser objetivo sobre cualquier cosa en la cual estén envueltos sus propios intereses. Estoy interesado en la naturaleza brutal y violenta del hombre, porque es una imagen real de él. Y cualquier intento de crear instituciones sociales en una visión falsa de la naturaleza del hombre está probablemente condenado al fracaso”. Para Kubrick, el retrato de Kubrick de la sociedad resultaba así de sombría, ya que ante su perspectiva, se podía hacer al hombre peor de lo que es naturalmente.  “La idea de que todas las restricciones sociales son malas se basa en una visión utópica e irreal del ser humano”, dice. “Pero en esta película tienes un ejemplo de  instituciones sociales que se han vuelto un poco locas”. Y agregó: “Obviamente las instituciones sociales enfrentadas con el problema de la “ley y el orden” pueden  optar por convertirse en (instituciones sociales)  grotescamente opresivas. La película plantea dos extremos: muestra a Alex en su estado pre-civilizado, y a la sociedad cometiendo un mal peor al tratar de curarlo.”
Stanley Kubrick señaló que la novela tiene todo lo que él piensa sobre lo que es el “hombre natural”. El director dijo que, si los espectadores se identificaban con Alex, esto sucedía  precisamente porque el público se reconocía en el protagonista, y que ésta es la razón por la cual para algunas personas se vuelve incómodo.
Para el director, la película constituyó un enorme desafío, pues el objetivo fue presentar la violencia  tal como la ve el protagonista: no con el ojo moralista que desaprueba lo que ve, sino subjetivamente, tal como Alex la experimenta.
Sobre la fascinación que Alex despierta en la audiencia, Kubrick manifiesta probablemente podemos identificarnos con Alex en un nivel inconsciente: “Los siquiatras nos dicen que el inconsciente no tiene conciencia y quizás en nuestro inconsciente todos somos potenciales ‘Alex’. Puede que todo sea un resultado de la moral, las leyes y a veces nuestro carácter innato y que solo por esto no lleguemos a ser como él. Quizás esto hace que algunas personas se sienten incómodas y esto explique, en parte, la controversia que la película ha generado. Quizás ellos son incapaces de aceptar esta visión de la naturaleza humana.”
En relación al rol de la violencia y el erotismo, Kubrick dice lo siguiente:
“La decoración erótica en la película sugiere un periodo ligeramente futurístico de la historia. El arte erótico se convertirá en un arte popular.  Al igual que ahora se compran pinturas africanas de vida silvestre en Woolworth, es posible que un día se compre el erotismo. La violencia debe  darle suficiente peso dramático a la historia para que el dilema moral que plantea se pueda ver en el contexto adecuado. Es absolutamente esencial que Alex se vea culpable de una terrible violencia contra la sociedad, de modo que cuando finalmente sea transformado  por el Estado en un zombie inofensivo la audiencia puede llegar a una conclusión válida acerca de los derechos relativos del bien y del mal. Si no viésemos a Alex por primera vez como un matón brutal y despiadado, sería demasiado fácil estar de acuerdo en que el Estado está involucrado en un mal mayor en la privar a aquel de su libertad para elegir entre el bien y el mal. Debe quedar claro que es un error convertir a los delincuentes, incluso a los imperdonable viciosos, en  vegetales, de lo contrario la historia caería en la misma trampa lógica como lo hicieron los viejos, contra los linchamientos en los westerns de Hollywood, que siempre han anulado su tema a través del linchamiento a una persona inocente. Por supuesto, nadie estará en desacuerdo que no se debe linchar a una persona inocente -, pero ¿estarán de acuerdo que es igual de malo  linchar a una persona culpable, tal vez incluso alguien culpable de un crimen tan horrible? Y así mismo sucede con el condicionamiento de Alex”.

Erotismo como arte

I was cured, all right
Originalmente se pensó en Mick Jagger para que interpretara el papel de Malcolm Mc Dowell, sin embargo, por problemas de agenda, éste rechazó el papel.
Música
Si bien Alex, en la novela de Burgess, está condicionado para reaccionar con malestar hacia toda la música clásica, en la película de Kubrick, en cambio, al protagonista se le condiciona para rechazar sólo  la novena sinfonía de Beethoven, la cual es la banda de sonido de la violenta película que es obligado a ver como parte del tratamiento Ludovico. Beethoven, a quien Alex idolatraba, se transforma entonces en un arma usada en su contra, ya que usando el segundo movimiento de la sinfonía se le induce a Alex al suicidio.
 
Banda sonora de “La naranja mecánica”
La banda sonora de la película de Kubrick está constituida por una mezcla entre música clásica y música electrónica compuesta por Wendy Carlos (Walter Carlos).

1.

“Title Music From A Clockwork Orange” (From Henry Purcell‘s Music for the Funeral of Queen Mary) Carlos, Rachel Elkind Walter Carlos[1]

2:21

2.

The Thieving Magpie(Abridged)” Gioachino Rossini Deutsche GrammophonRecording

5:57

3.

“Theme from A Clockwork Orange (Beethoviana)” Carlos, Elkind Walter Carlos

1:44

4.

Ninth Symphony, Second Movement (Abridged)” Ludwig van Beethoven A Deutsche Grammophon Recording conducted by Ferenc Fricsay

3:48

5.

“March from A Clockwork Orange (Ninth Symphony, Fourth Movement, Abridged)” Beethoven, arr. Carlos Walter Carlos
(Articulations: Rachel Elkind)

7:00

6.

William Tell Overture (Abridged) Rossini Walter Carlos

1:17

Lado dos

No.

Título Compositor (es) Intérprete

Duración

7.

Pomp and Circumstance March No. 1 Sir Edward Elgar (no acreditado)

4:28

8.

Pomp and Circumstance March No. IV (Abridged) Elgar (no acreditado)

1:33

9.

“Timesteps (Excerpt)” Carlos Walter Carlos

4:13

10.

“Overture to the Sun”(rerecorded instrumental fromSound of Sunforest, 1969) Tucker Terry Tucker

1:40

11.

“I Want to Marry a Lighthouse Keeper” (rerecorded song fromSound of Sunforest, 1969; film version differs from soundtrack version) Eigen Erika Eigen

1:00

12.

“William Tell Overture (Abridged)” Rossini A Deutsche Grammophon Recording

2:58

13.

“Suicide Scherzo (Ninth Symphony, Second Movement, Abridged)” Beethoven, arr. Carlos Walter Carlos

3:07

14.

“Ninth Symphony, Fourth Movement, (Abridged)” Beethoven A Deutsche Grammophon Recording (Von Karajan, 1963, uncredited)

1:34

15.

Singin’ in the Rain lyrics by Arthur Freed, music by Nacio Herb Brown Gene Kelly

 
La película produce un gran impacto desde el primer momento. La mirada incisiva de Alex. Desafiante desde el inicio; la música de Beethoven, intensa, poderosa; mezclada con las provocadoras escenas de un protagonista a quien se le teme pero que hipnotiza por igual. El  carisma del personaje y la estratégica narración en primera persona que nos interpela como espectadores son, todos, elementos de una excelente fórmula para producir, en los momentos en que se suspende el juicio ético sobre lo que el personaje hace, impacto y contradicción. Por esto, la primera vez que el espectador la observa se entrega, a intervalos, a la expectación, tratando de imaginar hasta dónde llegaría la provocación que a momentos parecía proveniente de un adolescente pueril e inocente, hasta que aparecía el juicio sobre lo que hacía y la contradicción tensaba mi postura. En ese vaivén entre juicio y entrega se filtraron los momentos del placer estético gracias a los maravillosos aspectos técnicos del cine del maestro Kubrick. Y es que no nos sentimos fascinados precisamente por lo bello. La experiencia de lo belleza es controlada por nosotros, ya que es tranquilizadora para el espíritu. Más bien es lo sublime lo que nos impacta más: aquellas experiencias en donde somos sorprendidos, forzados a experimentar lo inconmensurable, y qué más infinito que nuestro inconsciente. En “La naranja mecánica” somos arrastrados por Kubrick a aquella dimensión subconsciente a través de imágenes en donde la violencia está estilizada, volviéndola estéticamente atractiva. Por supuesto: no es la violencia en sí lo atractivo, sino el efecto de una violencia estilizada: Malcolm Mc Dowell cantando “I’m singing in the rain”, como un niño inocente que canta bajo la lluvia mientras golpea y viola a sus víctimas;  el arte erótico como arte popular en todas las escenas; las figuras de arte en el Bar Korova, a las que Alex y sus dragos se dirigían como si fuesen mujeres de carne y hueso, el cuadro de Beethoven en la pieza del protagonista, etcétera.
La película hace preguntarse sobre la naturaleza del ser humano, principalmente sobre lo que plantea el director acerca de los límites del condicionamiento y lo que intrínsecamente es el hombre, lo primitivo en nosotros, en contraposición al pensamiento de Rousseau sobre el hombre como un buen “salvaje”.
                                 
Enlaces
En el siguiente enlace puede encontrarse un vídeo con la entrevista que se le hizo a Malcolm McDowell, protagonista de “La naranja mecánica”, la cual fue creada para el aniversario número 40 de la película:
http://vimeo.com/29440140
 
También se encuentra disponible en Youtube un documental realizado el año 2007, llamado “Making A Clockwork Orange”, dirigido por  Gary Leva.  Éste puede encontrarse en el siguiente enlace:

http://bit.ly/ynU12v
Bernard Williams, productor de la película, dijo:
“Una de las cosas más perturbadoras es el hecho de que te ataquen en tu propia casa. Siempre estamos expuestos a imágenes de violencia en las calles, pero en la película la violencia invade el lugar más íntimo, el hogar. Las personas ya no están a salvo no importa lo que hagan, y la ley ya no puede protegerlos”.
En el documental, el director de cine y televisión Caleb Deschanel dijo que en “La naranja mecánica” la violencia resulta interesante porque ésta se encuentra estilizada. Según Sydney Pollack, la “violencia estilizada” es, comúnmente, más fácil de ver para los sentidos sin sentirse afectados.
“Still tickin; the return of A Clockwork Orange” es un documental para la televisión del director Paul Joyce, el cual fue realizado el año 2000. Éste está disponible en Youtube en el siguiente enlace:

Parte 1 http://bit.ly/xEFJRS
Parte 2 http://bit.ly/x7hd2m
También se encuentra disponible en línea una entrevista realizada a Malcolm Mc Dowell el año 1999
http://bit.ly/Ah5haq
“La naranja mecánica”

Título original: “A clockwork orange”
Director: Stanley Kubrick
Año: 1971
Duración: 136 min.
 
Premios:

Oscar
1972: fue nominada a cuatro premios Oscar:
“Mejor director”; “Mejor Montaje”; “Mejor Película” y “Mejor guión adaptado”.
Bafta
1972: fue nominada a siete premios Bafta:
“Mejor dirección de arte”; “Mejor cinematografía”; “Mejor director; “Mejor película”; “Mejor Montaje”; “Mejor guión”; “Mejor banda sonora”.
New York Film Critics’ Circle Awards
1971: ganadora del premio NYFCC en las categorías “Mejor Director” y “Mejor Película”.
Globos de Oro:
1972: “Mejor director”,  “Mejor película dramática”, “Mejor actor” (Malcolm McDowell).

 
Filmografía  como director

1952 “Day of the fight” (documental)
1953 “The seafarers”; “Fear and desire”
1955 “Killer’s kiss”
1956 “The killing”
1957 “Paths of glory”
1960 “Spartacus”
1962 “Lolita”
1964 “Dr Strangelove: or how i learned to stop worrying and love the bomb”
1968 “2001 A space odyssey”
1971 “A clockwork orange”
1975 “Barry Lyndon”
1980 “The shining”
1987 “Full metal jacket”
1999 “Eyes wide shut”


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